Breves lecturas veraniegas

14/8/09

Fui en busca de dos lecturas breves para condimentar el tiempo de verano ocioso, y con la aragonesa compra de "A los hombres de buena voluntad" de Sergio Algora y "Cinta Transportadora" de Ángel Petisme (recomendada sin dudas la lectura de ambos), en la librería me obsequiaron con un libro, también de relatos como el de Algora, de diseño curioso y temática no menos atípica: "Mi querida bicicleta. Relatos de ciclismo de Holanda y España".

En un mes de julio de larguísimas siestas espoleadas por el aplastante calor y por uno de los Tours de Francia más aburridos que uno recuerda (salvando la última semana), he encontrado en "Mi querida bicicleta" historias, algunas con cuerpo de hecho real y otras de imaginación voladora, que merecen la pena ser leídas te guste o no el deporte en general y el ciclismo en particular. Mitad holandesas y mitad españolas, aquí encontramos historias trágicas como la de la familia Otxoa y su lucha contra el cruel destino, descubrimientos como la pasión por la bicicleta de eminencias como Ernest Hemingway (desde el punto de vista de Erik Brouwer) y Miguel Delibes (su escrito "Mi querida bicicleta", en donde nos narra cuán notable y entrañablemente influyó la bicicleta en su infancia y juventud, da título al libro), el homenaje que en "El hombre de la mochila" Tim Krabbé dedica, recordando la relación que les unió en distintas etapas de su vida, al campeón ciclista de los 70 Gerrie Knetemann, la visión de primera línea que Thijs Zonneveld hace de su incursión en el ciclismo asiático en la última fase de su vida deportiva en "Lluvia en mis ojos" (uno de los mejores cortos del libro), algunas bonitas semblanzas que hilvanan el deporte del ciclismo con la vida en algunos pueblos y ciudades españolas (Jesús Gómez Peña en "65" y Bernardo Atxaga en "Hilario, el ciclista de Obaba"), interesantes experiencias sobre dos ruedas con pedales sea como aficionado o profesional (Peter Winnen: "El deseo de convertirse en mito", Pedro Horrillo: "Pedaleando con Bruno"), o ese otro relato de Alain Laiseka ("Trece escalones"), también de los mejores del libro, en donde acabamos convencidos de que algunos sueños se pueden cumplir si le ponemos el debido empeño.

Seguro que todo el mundo tenemos al menos una anécdota relacionada con ir en bicicleta, ya sea cuando éramos pequeños, jóvenes o ya no tanto. Este libro revive ese deseo innato por subirse al sillín y comenzar a pedalear mientras te da la brisa en la cara con esa extraña sensación de libertad. x F. Andén

0 comentarios: