7/8/09
Nostalgia (del griego clásico νόστος "regreso" y ἄλγος "dolor") : "Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida". (Real Academia de la Lengua)
El foso estaba a rebosar de fotógrafos, inmortalizando con sus cámaras de alta gama el arrastrado paseo de Liam Gallagher de lado a lado del escenario. Anadón había entrado, con el incomprensible permiso de las personas guardianas del control de acceso, con un cubata de tubo en la mano y nada en la otra. Y ahí estaba, a metro y medio de los pies del cantante de moda a quien, en primera fila, chillaban decenas de niñas apretujadas casi hasta la extenuación pulmonar mientras, deshidratadas, entre grito y grito pedían suplicantes un botellín de agua.
Tras disfrutar los primeros momentos de gloria en el foso con su bebida en ristre, Anadón se apercibió de que, a su izquierda y muy cerca de él, había otro espécimen similar a él, es decir, con un vaso -y no de agua- en la mano. Pero, a diferencia de él, Romanos -que era al apellido que figuraba en su acreditación de prensa- llevaba en la otra mano una cámara de fotos, pero no como las mastodónticas o de última tecnología que llevaban los fotógrafos alineados al borde el escenario, no, sino una cámara de color amarillo anaranjado de esas que conocemos como "desechables".
Se hermanó con él rápidamente debido a lo peculiar de la situación de ambos, que eran observados con desprecio por sus "colegas" profesionales de la instantánea e incluso eran recriminados a regañadientes por estos, que seguían buscando hueco a codazo limpio para coger el mejor lugar.
Evidentemente, las fotos de la desechable no pasaron a los anales del periodismo fotográfico, ni ganaron ningún premio, pero dio igual porque Anadón y Romanos disfrutaron de uno de esos pocos conciertos que ambos calificarían con los años de "imposible de olvidar". Porque en ese mismo festival veraniego también disfrutaron intensamente de la música de Primal Scream, Richard Ashcroft, Elastica o Placebo, entre otros, pero aquel concierto de Oasis cubata en mano y desechable ridícula en el cotizado foso de los leones-fotógrafos no tuvo parangón como momento recordable.
Nueve años después, ya sin contacto -que perdieron sólo meses después de su noche memorable, pues vivían uno en Valencia y otro en Santander-, Anadón recibió un mensaje de texto en su móvil. Era Romanos. "Arcadas de nostalgia me impidieron conciliar anoche el sueño hasta las tantas tras escuchar a Oasis en Radio 3". El grupo había vuelto a actuar en el mismo lugar, pero ni Anadón ni Romanos estuvieron allí para comprobar cómo estaba de concurrido el foso de fotógrafos. x Flashboy
El foso estaba a rebosar de fotógrafos, inmortalizando con sus cámaras de alta gama el arrastrado paseo de Liam Gallagher de lado a lado del escenario. Anadón había entrado, con el incomprensible permiso de las personas guardianas del control de acceso, con un cubata de tubo en la mano y nada en la otra. Y ahí estaba, a metro y medio de los pies del cantante de moda a quien, en primera fila, chillaban decenas de niñas apretujadas casi hasta la extenuación pulmonar mientras, deshidratadas, entre grito y grito pedían suplicantes un botellín de agua.
Tras disfrutar los primeros momentos de gloria en el foso con su bebida en ristre, Anadón se apercibió de que, a su izquierda y muy cerca de él, había otro espécimen similar a él, es decir, con un vaso -y no de agua- en la mano. Pero, a diferencia de él, Romanos -que era al apellido que figuraba en su acreditación de prensa- llevaba en la otra mano una cámara de fotos, pero no como las mastodónticas o de última tecnología que llevaban los fotógrafos alineados al borde el escenario, no, sino una cámara de color amarillo anaranjado de esas que conocemos como "desechables".
Se hermanó con él rápidamente debido a lo peculiar de la situación de ambos, que eran observados con desprecio por sus "colegas" profesionales de la instantánea e incluso eran recriminados a regañadientes por estos, que seguían buscando hueco a codazo limpio para coger el mejor lugar.
Evidentemente, las fotos de la desechable no pasaron a los anales del periodismo fotográfico, ni ganaron ningún premio, pero dio igual porque Anadón y Romanos disfrutaron de uno de esos pocos conciertos que ambos calificarían con los años de "imposible de olvidar". Porque en ese mismo festival veraniego también disfrutaron intensamente de la música de Primal Scream, Richard Ashcroft, Elastica o Placebo, entre otros, pero aquel concierto de Oasis cubata en mano y desechable ridícula en el cotizado foso de los leones-fotógrafos no tuvo parangón como momento recordable.
Nueve años después, ya sin contacto -que perdieron sólo meses después de su noche memorable, pues vivían uno en Valencia y otro en Santander-, Anadón recibió un mensaje de texto en su móvil. Era Romanos. "Arcadas de nostalgia me impidieron conciliar anoche el sueño hasta las tantas tras escuchar a Oasis en Radio 3". El grupo había vuelto a actuar en el mismo lugar, pero ni Anadón ni Romanos estuvieron allí para comprobar cómo estaba de concurrido el foso de fotógrafos. x Flashboy
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