Se agradece que existan grupos como Beirut. Un nombre distinto, una voz distinta, un sonido distinto. Se agradece no tener que citar a todos los grupos habituales a los que suenan el 80% de los grupos de hoy (y de ayer). Se agradecen las trompetas, se agradece hasta el nombre, apellido y las cuerdas vocales titilantes de Zach Condon, se agradecen los violines, se agradece la emoción y el sentimiento evocador que transpiran sus canciones, se agradece hasta que suenen el ukelele y la mandolina. Se agradece mucho que suene tanto a Balcanes como a México, y se agradece también lo bonitos que son sus dos primeros discos, “Gulag Orkestar” (2006) y “The Flying Cup Club” (2007), y por extensión también su nuevo “The Rip Tide”, que mantiene el tipo a sus predecesores perfectamente. Empieza –“A candle’s fire”- y acaba –“Port of Call”- de manera magistral, y entre ambas, solo siete canciones más, que siguen los parámetros habituales de Beirut: desarrollos orquestales a veces relucientes y a veces más intimistas, pero siempre recubriendo espumosas melodías de adherencia terapéutica. Un grupo hoy por hoy insustituible en nuestro listado de favoritos especiales. x Fernando SoYoung
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Se agradece que existan grupos como Beirut. Un nombre distinto, una voz distinta, un sonido distinto. Se agradece no tener que citar a todos los grupos habituales a los que suenan el 80% de los grupos de hoy (y de ayer). Se agradecen las trompetas, se agradece hasta el nombre, apellido y las cuerdas vocales titilantes de Zach Condon, se agradecen los violines, se agradece la emoción y el sentimiento evocador que transpiran sus canciones, se agradece hasta que suenen el ukelele y la mandolina. Se agradece mucho que suene tanto a Balcanes como a México, y se agradece también lo bonitos que son sus dos primeros discos, “Gulag Orkestar” (2006) y “The Flying Cup Club” (2007), y por extensión también su nuevo “The Rip Tide”, que mantiene el tipo a sus predecesores perfectamente. Empieza –“A candle’s fire”- y acaba –“Port of Call”- de manera magistral, y entre ambas, solo siete canciones más, que siguen los parámetros habituales de Beirut: desarrollos orquestales a veces relucientes y a veces más intimistas, pero siempre recubriendo espumosas melodías de adherencia terapéutica. Un grupo hoy por hoy insustituible en nuestro listado de favoritos especiales. x Fernando SoYoung
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