Beach House: taciturna neurocirugía pop

4/4/12

Algunas veces me ha venido a la cabeza la famosa pregunta que se hizo Rob en "Alta fidelidad", la de si escuchaba música pop porque estaba triste o estaba triste por escuchar música pop. He vuelto a pensar en aquella frase con el nuevo disco de Beach House, "Bloom". Hay quienes se sienten más íntimamente atraídos por el lado festivo o lúdico de este tipo de música de nuestro tiempo. Otros, en cambio, aunque no desdeñemos ese lado, no podemos desligarla de la melancolía, de una esencia de aflicción, de algún tipo de consternación nostálgica o sentimental. Beach House crean una música de extrema belleza, tejen una atmósfera de tristeza congelada a punto de romperse en mil pedazos. Victoria Legrand y Alex Scally han sabido desde sus comienzos, con "Beach House" (2006) y "Devotion" (2008), modular esa etérea sensación de lánguida y atractiva pesadumbre, y en "Teen dream" (2010) depuraron su talento con canciones tan arrebatadoras como "Take care", donde te coagulaban la sangre durante los minutos en que sonaba.

"Bloom" (2012) da otro paso más y deja atrás al sueño adolescente. Cadencioso, frágil y tremendamente bonito, el disco transcurre de nuevo en atribulada levitación, como solo grupos como Slowdive, Mazzy Star o Cocteau Twins sabían trazar con precisión neurocirujana. Entre la inicial "Myth", que inaugura el álbum entre la delicadeza máxima y la grandeza del que tiene la inspiración a flor de piel, y  la final "Irene" que nunca deja de crecer, hay ocho canciones más y ninguna se queda sin sumergirnos en sueños de taciturnas utopías emocionales, como las palpitantes "The Hours", "Lazuli", "Wild" y esa "Wishes" que contiene exactamente en la mitad de la canción un embriagador solo de guitarra que aprieta la garganta y provoca un escalofrío de placer insuperable.

Definitivamente, por escuchar esta música pop, uno siempre desea estar triste. x Fernando SoYoung

1 comentario

MrNovember ha dicho...

Bonita canción. El disco tiene buena pinta en la primera escucha. Parece que no han perdido la inspiración del anterior.
Todavía recuerdo 10 mile stereo como uno de mis momentos favoritos del Primavera Sound de hace dos años. Un escenario pequeño junto al mar, la noche adentrándose y la música elevándose de una manera imparable.