17/12/24
La vida es así: un día todo y la mayoría miseria.
Francesca me ha enseñado que, si no quieres enloquecer, la poesía hay que digerirla a sorbitos. Como el veneno.
A menudo le parecía imposible haber tenido diecinueve años, o veinticinco o treinta y dos. Le parecía imposible haber sido un potro pletórico de fuerza y ambición, dispuesto a catar todos los frutos del jardín terrenal por más prohibidos o peligrosos que fueran.
En presente, los años normalmente se arrastran, pero todo el mundo sabe que, cuando los contemplas en el retrovisor, pasan volando.
La felicidad es una membrana tenue y delicada que proviene de la calma, de la relajación emocional y de la paz interior.
Una de las ventajas de vivir en el centro de una capital es que encuentras de todo, más o menos cerca, día y noche. La desventaja es que, cuando la magia te falla ahí, no sabes adónde cojones ir.
Me consta que la nostalgia que experimento ahora es tan falsa como la sensación de libertad y plenitud que experimentábamos entonces.
Si solo somos lo que hacemos, ¿qué coño somos cuando escogemos no hacer nada?
Respecto al pensamiento colectivo occidental, la culpa es un microbio infinitamente más nocivo que la Santa Inquisición, y la prueba es que la humanidad al final superó el cáncer de la Inquisición, pero el de la culpa, el de la culpa en mayúscula, ya no lo va a superar jamás.
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