9/1/25
"Vida de un pollo blanquecino de piel fina" (Andrés Pérez Perruca). Industrias, andanzas, inventos y artefactos en los márgenes de El Niño Gusano, El Fantasma de los Ojos Azules y Grabaciones en el Mar, narrados con demasiado lujo de detalles y excesivas digresiones melismáticas por un falso Pollo Blanquecino de Piel Fina ya bien entrado el Siglo de los Rusos.
Cuando sabes que nunca volverás a hacer algo que te gusta, memorizas cada instante, intentas que cada ritual, cada detalle, se repita tal y como querrás recordarlo siempre, pero eso solo es posible hacerlo cuando sabes que estás ante La Última Vez, y eso no suele suceder.
Estoy llorando desde hace un rato, pero no son lágrimas de tristeza, es otra cosa, una sensación extraña que me provocan "Déjame recordar", "Por qué me la dejaste querer" y "No dejes que te olvide", no sé, otra cosa, algo así como llorar por desamores que todavía no sucedieron, por derrotas futuras, por los amigos que un día no estarán, porque un día yo tampoco estaré, y es que las cosas demasiado buenas siempre se acaban rompiendo y para aprender esto solo tienes que sentarte en un banco y observar el mundo.
Por los altavoces suena "Loser" de Beck y, sobre ese estribillo, nos ponemos a cantar, como siempre, la melodía de "Hey Jude" y, de repente, alguien, probablemente el más gilipollas, seguramente yo, dice que tal vez en esto consista exactamente eso de ser indie, (o creerte indie, o querer que crean que eres indie), en imitar a los Beatles sin que se note que intentas forrarte mientras gritas a los cuatro vientos que eres un perdedor.
Ser viejo debe de ser parecido a tener la frente apoyada en la ventanilla trasera de un coche en invierno mientras esperas en un semáforo. Todo vibra, no puedes pensar con claridad, no consigues enfocar, no comprendes lo que sucede a tu alrededor y, lo que es peor, no te importa una mierda. Te conformas con que el medio no sea demasiado hostil, con que te dejen tranquilo. Y siempre tienes sueño.
Las mujeres suelen hacer hoy lo que deberían hacer mañana, tal vez por eso viven tanto, y los hombres acaban por no hacer nunca lo que deberían estar haciendo ahora.
A veces le pido a cambio que él me cuente la de aquel gañán de Albalate apellidado Cosme, muy fan de Kevin Costner, que bautizó como Kevin a su hijo para que la gente le llamase Kevin Cosme.
Para saber cómo es un bar, una ciudad o una persona solo tienes que observar cómo pasa sus martes de marzo.
¡Vivir es desgastarse! Se rompen los suelos, se rompen los vasos, las mantas, los abrigos, los amigos, los amores, los parientes y las manos, los cerebros, ¡todo se rompe!, y por eso tantas reuniones salen mal, sobre todo las familiares, porque en esos encuentros casi nunca se quiere reconocer que vivir es ir rompiéndote a diferentes velocidades, unos muy poco a poco y otros todo de golpe, casi nunca con estruendo.
En una Sala, todos están allí ese día, a esa hora, en ese lugar, porque quieren. En un Gran Festival, sea el día que sea, sea la hora que sea, con frecuencia, unos y otros están porque no saben lo que quieren.
Lo difícil en la vida no es que no sepas qué va a venir a continuación, sino que quieres saberlo, porque, a veces, lo más complicado es tener ganas de ver qué viene ahora. Por eso hay gente que no quiere salir de la cama.
A veces no basta con amar la vida para querer vivir, no basta con querer vivir para amar la vida, no basta con querer vivir, para vivir.
A los vinilos se les coge cariño porque a un vinilo te puedes abrazar.
Así que ya estamos entrando al bar de un amigo de Algora y el camarero nos recibe con su clásico ¡Viva la Sierra de Alcubierre!, y Sergio le responde ¡Ponnos algo de picar, que ya sabes que, como dicen en Alcubierre, El que corre, escapa! ¡Claro que sí, y aquí van un par de tintos!, que La carne le dijo al vino: ¡Ven, amigo! Hombre, es que El dolor de cabeza, el comer lo endereza. Y ponnos también unas bravas, que Más vale patatas en reunión, que perdiz en un rincón. ¡Y súmale unos calamares, que ya se sabe que En Lanaja comen paja, en Poleñino, salvau, en Lalueza, farinetas y en Alcubierre, pescau!
Los amantes de las baladas no piensan en que algún día morirán. Seguramente pronto. Ojalá pronto. Nunca llega demasiado pronto la muerte para ellos. Los amantes de las baladas dicen que siempre se van los mejores, creen en el horóscopo y son del Real Madrid. Los amantes de las baladas solo escuchan una emisora de radio, siempre la misma, siempre de mierda, baladas y más baladas o sucedáneos de baladas o baladas camufladas.
Trinidad López Tercero es nombre de boxeador filipino o de villano de Mortadelo y Filemón o de defensa central paraguayo de largos cabellos que gana una Copa con el Valencia y luego se lesiona, reaparece en el Hércules, se retira, abre un restaurante de paellas, pero se arruina, su mujer lo deja, el tipo regresa un martes de marzo a la República Oriental del Paraguay y su rastro se pierde para siempre.
Felt es un grupo que, extrañamente, hay que reivindicar constantemente. Le pasa lo mismo que a los Derechos Humanos, al Feminismo y al Antifascismo, que tienes que estar insistiendo cada día porque, si no, la gente se olvida de su vital trascendencia.
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