6/1/13
Jeff Buckley : “Sketches for My Sweetheart the Drunk”
(Columbia / Sony, 1998).
(Columbia / Sony, 1998).
Desde que las turbulentas aguas que discurrían en la primavera de 1997 por el estado de Memphis nos arrebataran a un joven Buckley en pleno estado de gracia, mucho se había escrito sobre la grabaciones de lo que habría de ser el nuevo disco de este imprescindible bardo californiano, cintas producidas por el influyente guitarrista Tom Verlaine y de cuyo resultado no estaba del todo satisfecho el autor de las mismas, perfeccionista infatigable hasta conseguir las cotas de exasperante belleza deseadas. Como quiera que fuese que el destino le privó de una nueva reestructuración del álbum que habría de llamarse “My Sweetheart For The Drunk”, Mary Guibert, la esposa abandonada por el ilustre progenitor del desdichado Jeff, Tim Buckley, considerando hacer caso omiso a la que posiblemente fue la última voluntad en vida de su hijo, nos da a conocer las canciones cuyo afán retocador propició el advenimiento de la muerte -no olvidemos que Jeff iba camino del estudio para una nueva remezcla cuando ocurrió la tragedia-. Desoimiento que pese a nuestras reticencias iniciales hemos de señalar valiente en ejecución y sobresaliente en resultados, similar en planteamiento al del rescate del infinito universo kafkiano por Max Brod.
Doble compacto (y pocas veces este sustantivo alcanzó tanta precisión adjetival) que reúne los temas con producción del mencionado Verlaine, y mezclas de Andy Wallace, junto a grabaciones caseras. Reminiscencias del “Kashmir” zeppeliano en “New Year’s Prayer”, tyranosáuricas en “Nightmares By The Sea”, texturas grunges en “Yard Of Blonde Girls”, y un lirismo a flor de piel en “The Sky Is A Landfill”, “Everybody Here Wants You” o “Vancouver”, se complementan aquí con sorprendentes revisiones (el “Back In NYC” de Genesis, etapa Peter Gabriel), ejercicios de juventud sónica (“Gunshot Glitter”), inflexiones a lo PJH (“Your Flesh Is So Nice”), visitas al country clásico (“Satisfied Mind”) y delicadas gemas sin pulir pero con todo su incierto brillo en el corazón (“Jewel Box”). Mitigador ideal para equilibrar el ritmo respiratorio a las recomendables trece inhalaciones por minuto que nos hacen más plácida y deliciosa la existencia. Para tibios amaneceres de amantes con promesas inciertas.
Dedicado a la memoria de Nusrat Fateh Ali Khan. x Alfonso Sánchez
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