10/12/19
Ya son unos cuantos los libros autobiográficos de estrellas del pop que me han enganchado, cada uno a su estilo y manera. Mark Oliver Everett, Dean Wareham, Laurence Tolhurst, Stuart Murdoch, Kim Gordon, Bernard Sumner... Difícilmente un fan de un grupo o artista se puede resistir a conocer los entresijos, interioridades, conflictos y disección de discos y canciones, a conocer en definitiva el devenir personal y artístico que dio pie y condicionó la música con la que luego ha podido apasionarse en mayor o menor medida.
Por tanto, que Brett Anderson, hipocentro de un grupo -Suede- que fue mi favorito absoluto en no pocos años de mi juventud, decidiera escribir parte de su biografía en dos libros, fue una noticia emocionante y que hacía, por supuesto, su lectura totalmente imprescindible.
El primer capítulo de la segunda parte, "Tardes de persianas bajadas", se titula "El libro que dije que no escribiría". Es decir, el libro que escriben todos los músicos y que todos sus seguidores esperan leer, a saber, aquel donde hablan de todas las interioridades de la industria musical, incluidos cotilleos sobre relaciones entre todas las partes, otros músicos, productores, anécdotas de conciertos y festivales, vida en la carretera, desparrames nocturnos... es decir, toda la vida al límite que siempre suponemos que viven los grupos de pop. Pues sí, Brett lo ha escrito también, pero a su manera. Con su estilo -bastante bien contado-, sin profundizar en lo anecdótico ni en lo "amarillo" y siendo bastante autocrítico.
"Mañanas negras como el carbón", la primera parte, nos cuenta su vida desde la infancia hasta el comienzo de la andadura de Suede. Aquí describe sus años jóvenes en Haywards Heath, donde abunda la pobreza, la falta de horizonte de futuro, inadaptación, relaciones complicadas con el padre, un relato bastante común entre los jóvenes de los ochenta en la Gran Bretaña thatcheriana. Y es interesante como lanzadera para lo que vendrá después, lo que todos queríamos leer, los detalles, triunfantes y escabrosos, de su banda Suede.
"Tardes de persianas bajadas" es por tanto el filón (que por supuesto podría haberlo sido más, si Brett Anderson hubiera querido detallar mucho más sus vivencias) que los incondicionales de Suede esperábamos. Imposible no leer con máxima avidez los comienzos (de los conciertos para cuatro gatos a las portadas del NME y Melody Maker), su exitoso debut discográfico. Más interés cuando llegan las dolorosas desavenencias con Bernard Butler y su posterior abandono del grupo en la época del enorme "Dog Man Star", el subidón comercial con su renacimiento en "Coming up", y a partir de aquí, la caída en los infiernos de las drogas que dio lugar a dos discos decepcionantes ("Head music" y "A new morning" y a su triste desaparición como grupo.
Y ahí acaba el relato, un relato que no me extrañaría que tuviera una tercera parte para hablar de su resurreción discográfica y como grupo en 2013 que ha dado lugar a tres nuevos discos de Suede. Pero esa será otra historia, que difícilmente será tan atractiva como este "Tardes de persianas bajadas", una recomendación ferviente para todo aquel que en algún momento de los años noventa quedara atrapado en la fascinación que ejercieron aquellos tres magníficos discos y en el carisma inagotable de esa fiera escénica que siempre ha sido Brett Anderson. x Fernando SoYoung
1 comentario
Larga vida a Bret... So Young forever!
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