20/9/20
Entrevista publicada en Ciclo, octubre de 2001.
Yann Tiersen, uff. En qué poco tiempo un músico y unas canciones se pueden convertir en acompañamiento insustituible del centro de tu vida, de tu escurridizo y decisivo transcurrir diario. Nativo de Brest y residente en París, este genial músico al que siempre se emparenta cariñosamente con el indomable Corto Maltés es ya sinónimo en Francia de poesía musical y de delicadeza orquestal. Ya son seis años desde su debut con “La valse des monstres”, y en sólo este espacio de tiempo el talento de este francés no ha parado en sus siguientes trabajos “Rue des cascades”, “Le phare”, el mini “Tout est calme”, esa magnífica “Black session” en compañía de músicos amigos y en las bandas sonoras de las películas “La vida soñada de los ángeles”, “Alice et Martin”, “Qui plume la lune...? y la muy reciente “Amelie from Montmartre”. Pero antes de esta última, y este mismo año, Yann Tiersen ha lanzado lo que es quizá su álbum más significativo, más hermoso y más ensoñador: “L’Absente”, uno de los discos sin duda más sugerentes de este año. “Es evidente que para mí este disco es un álbum sobre la ausencia. Cuando perdemos algo, sea lo que sea, una persona o un sentimiento, se produce en ti una especie de desgarro difícil de expresar... no sé, lo llamé ‘El ausente’ para que el oyente se meta más en la historia, me pareció que si fuera ‘La ausencia’, al margen de más impersonal, sonaría casi pretencioso”.
Nostalgia polícroma
“L’Absente” es un álbum que busca y encuentra sobradamente la belleza en estado puro, buceando por auténticos paisajes de sobrecogedores claroscuros a través de una propulsión de evocadoras imágenes que intuyen dolorosas travesías por callejones parisinos con la desesperación y el abandono como guías nocturnos, pero siempre con una riqueza instrumental y melódica que hechiza de manera irremisible. Y si algo emociona en este suculento disco rompecorazones son las encontradas sensaciones que transmite la excelente pléyade de voces (Lisa Germano, Dominique A, Neil Hannon, la actriz Natacha Regnier, etc.) que lo pueblan (“cuando comienzo a escribir una canción me hago una idea de lo que me gustaría hacer con ella, y entonces se me ocurre quién podría hacer qué cosas. Pero en realidad, y como cuando leo un libro o voy al cine, cada vez que invito a alguien es porque me interesa realmente la persona que hay detrás. Lo que me emociona es el ser humano, compartir con ellos interesantes vivencias y tener esa especial intimidad que se crea entre ellos y yo cuando tocan conmigo”) y el espléndido brillo que dan los 43 músicos de la Orquesta Sinfónica de Viena. Los arreglos son parte importante de este transparente escaparate de melancolía en donde los violines, acordeones, contrabajos, pianos, violonchelos y hasta los trombones suenan como un armónico firmamento de sonidos que conmueven hasta el núcleo. “Todos los instrumentos me gustan y creo que cada uno me da una cosa distinta. De todas maneras hay algunos con los que no me siento a gusto, como el violonchelo”.
Sesión nocturna
“L’Absente” es un álbum que culmina una etapa prolífica y muy inspirada de este insólito compositor francés que resucita los recuerdos de grandes músicos como Erik Satie o Nino Rota. Y no podemos olvidarnos de su citada “Black Session”, un álbum que respira amaneceres, latidos y aceras mojadas por sí solo, una reunión de fenomenales músicos que dio lugar a una grabación con resultados –otra vez- mágicos y estremecedores. En esta ocasión son The Married Monk, Les Tetes Raides y Françoiz Breut entre otros (no faltan Neil Hannon y un Dominique A con el que siempre alcanza unas cotas de emoción que hace que no se pueda evitar pensar en un previsiblemente maravilloso disco juntos, a lo que Tiersen responde con un lacónico lo hemos pensado, pero ya veremos...), quienes encuentran en esta sesión la perfección de lo sencillo, el irresistible encanto del sentimiento que brota por los ojos. “Aquella reunión fue muy especial porque conseguimos reunir a mucha gente interesante que, además, venían de sitios muy distintos. Y lo cierto es que, tanto en el concierto como el día anterior, en los ensayos, fue todo muy divertido... ¡y encima tener la suerte de poder tener a la vez a Dominique y a Les Têtes Raides! La música francesa está en un buen momento, creo que hubo un período con Brel, Leo Ferré y todos los grupos franceses clásicos en que estuvo muy arriba, y después hubo un vacío en el que teníamos grupos de rock que intentaban hacer exactamente lo mismo que angloparlantes, hasta que se convirtió en algo muy comercial. Pero luego, poco a poco, ha salido gente que ha asumido el hecho de ser francés y lo ha adaptado muy bien a la música. Y, bueno, está claro que los músicos actuales franceses venimos del mismo sitio, y eso ha creado lazos, nos conocemos...“.
Embelleciendo la pantalla
Hablando de una música con una carga cinematográfica tan portentosa y excepcional, no podíamos dejar de hablar de su último trabajo para el cine. Su sencillo resumen es que “el cine me gusta mucho. Sobre todo Bergman, y también me emociona mucho Godard”. La música que alimenta “Amelie from Montmartre”, film que por aquí aún no hemos podido contemplar del director Jean-Pierre Jeunet, vuelve a tener un regusto encantador e irresistible, es un disco repleto de pequeñas viñetas de instrumentales vulnerables, frescos, fotografías en color añejo derrochando magnetismo y elegancia por todos lados. Y para ello utiliza canciones de toda su carrera con nuevas visiones orquestales, a piano, etc., un compendio de incustionable precisión que se convierte en el mejor valedor de una película a la que esta música nos obliga a ir a ver. Porque así es la música de Yann Tiersen, evoca lo vivido pero también lo que te gustaría vivir, lugares olvidados y también soñados, despierta sentimientos dormidos y los sublima en un minuto. La ausencia nunca tuvo una compañera más rehabilitadora que una canción de Yann Tiersen: inolvidable y evocadora, eterna en tu memoria emocional. x Fernando SoYoung
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