30/10/23
Recuerdo ahora cuando era un niño y contemplaba la luz de la mañana sobre la ciudad como hoy ya no puedo verla. Esa luz caía entonces sobre la ciudad para la vida y, en tanto que lo veía así, yo mismo me confundía de manera inconsciente con la vida. Al ver la luz de la mañana me sentía alegre, hoy veo la luz de la mañana y me siento alegre y también triste. El niño sigue aquí, pero ha enmudecido. Mi mirada es la misma, pero detrás de los ojos me escucho reír, y la risa oscurece el sol y envejece el verde de los árboles y las flores se mustian antes de brotar. Antes yo pertenecía a esta tierra, ahora miro sus paisajes como un extranjero, como un huésped, como un peregrino, soy forastero de todo lo que veo y oigo, soy viejo de mí.
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