16/11/23
Jeffrey me pidió que hiciera los coros agudos a uno de los temas, pero
tenía la voz tan cascada por las tres actuaciones que había dado aquel
día, realizadas justo en medio de una gira de seis semanas, que era incapaz
de cantar en un tono más agudo que su registro vocal normal,
que era bastante más agudo. Después de un par de intentos, dije:
—¡Me cago en Dios!, esta ha sido una oportunidad de ensueño:
cantar con mi grupo favorito. Pero ambos sabemos que suena de puta
pena, así que por favor no lo uses.
Él asintió con tristeza.
—Esta es la canción en la que realmente quería que estuvieras presente,
pero se hacía tarde y ya la hemos mezclado.
Hizo que el ingeniero de sonido pusiera la mezcla de la canción en
la que había planeado que yo cantara inicialmente. Era el tema que
daba título al disco, «Lucky Jim». Me quedé boquiabierto y me enfadé
la hostia para mis adentros por no haber llegado a tiempo. Era una de
las mejores canciones que había escrito, la grabación era impecable y
la letra totalmente evocadora. Cuando me di cuenta de la oportunidad
que había echado a perder, me sentí destrozado.
Ahora, al escuchar al grupo interpretar aquel tema en Seattle,
volví a sentirme cautivado por él y de nuevo sentí la punzada del arrepentimiento. Oportunidades como esa no se presentan todos los días. Mark Lanegan. "Sing backwards and weep: a memoir" (2020).
Why did you ever go up north
It is not for you
They'll strip your little weak heart clean
Then what will you do
The Australians in the Bunny Bar
Are waiting your return
Everyone wants a piece of you
A piece of you to burn
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