20/2/07
Recuperamos esta sección clásica del fanzine So Young, "El disconflicto", donde un mismo disco es contemplado desde dos ópticas bien diferentes, dos opiniones divergentes acerca de una misma colección de canciones para acertar seguro...o no. Empezamos con uno de los discos de la temporada, "Neon Bible" de The Arcade Fire, ¿fiasco o discazo?. Hang The Dj y Gabi Lombardo lo analizan.
Con un solo disco ya se hicieron muy grandes, y su segundo capítulo no ha bajado el listón: “Neon Bible” es un disco de una rotundidad arrolladora. Avasalla. Enamora como lo hizo su obra predecesora. Te caza ya con la primera canción, “Black Mirror”, grandilocuente y poderosa. La grabación se ha efectuado en una iglesia de su ciudad natal, Montreal, y los arreglos y el sonido resultante buscan el impacto súbito y la épica orgullosa: y lo consiguen. Predomina la ampulosidad sin miramientos y una ambición superlativa con orquestaciones por todo lo alto. No es de extrañar que canciones como “Keep the car running” o “The Well and the lighthouse” atrapen en una maraña sonora que crece y crece con las escuchas, o que la ya conocida “No cars go” hipnotice los sentidos con ese ritmo trotón que no querrías frenar nunca.
Las letras cobran más importancia que en “Funeral” o, por lo menos, se expanden en contenido con críticas variadas, a veces venenosas y siempre indisimuladas al mundo que les rodea (mención especial a “Windowsill”). Con este disco, The Arcade Fire se autoerigen por derecho propio en puntas de lanza del pop más enérgico e inspirado, crítico y barroco de la actualidad. Si después de descubrir “Funeral” no nos quedó más remedio que escucharlo cien veces de lo que enganchaba, “Neon Bible” es su continuación natural corregida y aumentada, sin el factor sorpresa pero con el factor garantía de talento. Prueba superada con nota. Gabi Lombardo
Después de aquel excepcional debut llamado “Funeral” lo nuevo de Arcade Fire se ha hecho de esperar y parece que tanta presión mediática ha podido con ellos. “Neon bible” no acaba de convencer, de hecho es como si tras sacar la rabia del funeral hubieran vuelto a la iglesia y a abrazar la religión para seguir atormentándose como plañideras con el recuerdo de los difuntos. En ese encierro en el templo santo (nunca mejor dicho pues compraron una vieja iglesia a las afueras de Montreal para convertirla en su estudio), parecen haberse hecho colegas del organista, personaje clave en este disco que inunda canciones como “My body is a cage” (me parece estar viendo al fantasma de la opera como protagonista de un posible video) o “Intervention”. No es que sea un mal disco pero después del funeral hay que tirar para adelante, cogerse una buena y recordar con cariño a los que se han ido. En cambio parece que unos han superado el trago y otros no, sacando lo mejor de sí en canciones como “The well and the lighthouse” y lo peor en otras como “Ocean of noise” (puro relleno) o “Black waves bad vibrations”. Y quizás sea una opinión subjetiva pero “(antichrist televisión blues)” ¿no recuerda demasiado al “Suspicious mind” de Elvis Presley o a la voz de Bruce Springsteen? Y alguien me explicará también el misterio de porqué no quieren ir en coche (“No cars go”, uno de los mejores temas, y “Keep the car running”). ¿Será cosa de la DGT?. Hang The Dj
Las letras cobran más importancia que en “Funeral” o, por lo menos, se expanden en contenido con críticas variadas, a veces venenosas y siempre indisimuladas al mundo que les rodea (mención especial a “Windowsill”). Con este disco, The Arcade Fire se autoerigen por derecho propio en puntas de lanza del pop más enérgico e inspirado, crítico y barroco de la actualidad. Si después de descubrir “Funeral” no nos quedó más remedio que escucharlo cien veces de lo que enganchaba, “Neon Bible” es su continuación natural corregida y aumentada, sin el factor sorpresa pero con el factor garantía de talento. Prueba superada con nota. Gabi Lombardo
Después de aquel excepcional debut llamado “Funeral” lo nuevo de Arcade Fire se ha hecho de esperar y parece que tanta presión mediática ha podido con ellos. “Neon bible” no acaba de convencer, de hecho es como si tras sacar la rabia del funeral hubieran vuelto a la iglesia y a abrazar la religión para seguir atormentándose como plañideras con el recuerdo de los difuntos. En ese encierro en el templo santo (nunca mejor dicho pues compraron una vieja iglesia a las afueras de Montreal para convertirla en su estudio), parecen haberse hecho colegas del organista, personaje clave en este disco que inunda canciones como “My body is a cage” (me parece estar viendo al fantasma de la opera como protagonista de un posible video) o “Intervention”. No es que sea un mal disco pero después del funeral hay que tirar para adelante, cogerse una buena y recordar con cariño a los que se han ido. En cambio parece que unos han superado el trago y otros no, sacando lo mejor de sí en canciones como “The well and the lighthouse” y lo peor en otras como “Ocean of noise” (puro relleno) o “Black waves bad vibrations”. Y quizás sea una opinión subjetiva pero “(antichrist televisión blues)” ¿no recuerda demasiado al “Suspicious mind” de Elvis Presley o a la voz de Bruce Springsteen? Y alguien me explicará también el misterio de porqué no quieren ir en coche (“No cars go”, uno de los mejores temas, y “Keep the car running”). ¿Será cosa de la DGT?. Hang The Dj
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