23/2/07
El pregonero lo había anunciado claramente hacia las dos del mediodía: "Se hace sabeeeer, que a partir de las cincoooo, tendrá lugaaaaar, en la plaza del puebloooo, el concurso oposicióoooon, para el puesto únicoooo, de esposa del alcaaaalde. Los requisitos mínimoooos, están expuestoooos, en el tablón de anuncioooos, del Ayuntamieeeento".
Y llegaron las cinco. Alrededor del coche del secretario se agolpaban las niñas y los curiosos, pero sólo una candidata, Sonia Li. Sabía que el puesto era suyo, llevaba los suficientes puntos conseguidos como interina como para que otra le arrebatara la plaza, pero por si acaso se puso su mejor vestido, su mejor peinado y su cara más seductora.
Pero la realidad era que ella estaba allí para algo más que para recoger su premio a tantos años de servicios al viejo más rico de Valdecanutos. Ahora que iba a ser esposa necesitaba, por supuesto, un amante, y sólo bastó una mirada cruzada con Hipólito, el secretario, para saber cuánto se deseaban. Fernando SoYoung, 2002
0 comentarios:
Publica un comentario