17/9/07
Sin llegar a ese hito que fue su debut “Turn on the bright lights”, el tercer disco es una maravilla de claroscuros, de temas en blanco y negro sin escala de grises, de canciones acongojantes y opresivas como “Pioneer to the falls” pero también de luminarias y esperanzantes como “No I in threesome”. Guitarras afiladas, riffs hipnóticos y unas letras que te aplastan el pecho en la personalísima voz de Paul Banks. Esto no es una fiesta pero tampoco tiene porqué ser un funeral. Quizás una resaca amarga como “Rest my chemistry” o un faro en la noche a lo My Bloody Valentine (“Lighthouse”). Quizás no hay un hit en potencia (aunque ahí están “Who do you think?” o la gran “Heinrich Maneuver”), pero compensa un disco uniforme y sin desperdicio. Yo compro. x QPC
Los admiraba. De verdad que los admiraba. Interpol se habían hecho acreedores con sus discos anteriores de respeto e incluso adoración. Se hicieron grandes en poco tiempo. Pero estos ya no son Interpol. Rebusco y rebusco en “Our love to admire” y sólo encuentro a un grupo que ha puesto el piloto automático rumbo a una mediocridad que un día pensé que ellos sí podrían esquivar. Pero han caído como tantos. Un disco granítico, monocorde, soberanamente aburrido. A “Rest My Chemistry” hay que ponerle un gotero. “Wrecking Ball” es más efectiva para el sueño que contar ovejas. “Lighthouse” pasaría por ser un desperdicio inédito de cualquiera de sus caras B del pasado. Ahora que hay 27 grupos que siguen la estela de lo que un día fueron, mejor entregarse a cualquiera de sus entusiastas alumnos, ahora que Interpol ya son, simplemente, uno de tantos. x Matías Galli
Los admiraba. De verdad que los admiraba. Interpol se habían hecho acreedores con sus discos anteriores de respeto e incluso adoración. Se hicieron grandes en poco tiempo. Pero estos ya no son Interpol. Rebusco y rebusco en “Our love to admire” y sólo encuentro a un grupo que ha puesto el piloto automático rumbo a una mediocridad que un día pensé que ellos sí podrían esquivar. Pero han caído como tantos. Un disco granítico, monocorde, soberanamente aburrido. A “Rest My Chemistry” hay que ponerle un gotero. “Wrecking Ball” es más efectiva para el sueño que contar ovejas. “Lighthouse” pasaría por ser un desperdicio inédito de cualquiera de sus caras B del pasado. Ahora que hay 27 grupos que siguen la estela de lo que un día fueron, mejor entregarse a cualquiera de sus entusiastas alumnos, ahora que Interpol ya son, simplemente, uno de tantos. x Matías Galli
Interpol: "Heinrich Maneuver"
1 comentario
Pues en mi humilde opinión es un discazo que merece muchas escuchas, y que con el tiempo supera con creces al Antics, aunque se queda lejos del fabuloso debut de la banda.
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