Reciclaje emocional Encuentros (11)

16/11/07



Vino a este lugar donde apenas transitaba gente con la ilusión de que por allí apareciera él, al que habían visto aterrizar por los alrededores recientemente. Pero pasó toda la primavera, luego el verano, después el otoño y todavía en el frío diciembre seguía sin tener ningún rastro de él. Desde las casas colindantes los vecinos podían verla recibiendo a todo tipo de inquilinos de dudosa procedencia, que ella recibía con la misma corrección que apatía y desinterés. Muchas veces incluso se veía desbordada de trabajo, sobre todo en días de sol donde una gran variedad de individuos se acercaba por aquella explanada para pasar la tarde lejos de cualquier tipo de molestia que el bullicio del centro de la ciudad les pudiera causar, y sobre todo, lejos de la reprobatoria mirada que la gente habituaba a concederles.

Después de dos años en donde la desesperanza ya se había apoderado totalmente de ella, empezó a beber llevada por el ambiente que la rodeaba a diario, y pronto las botellas de alcohol se amontonaron a su alrededor. Empezó a descuidar su aspecto, y su deterioro fue fulminante.

Un buen día, se desfondó. Todo lo acumulado ese día en su interior se le fue al suelo, y ante su mal estado general, el Ayuntamiento decidió retirarla de la circulación. Y ella se consoló pensando que quizá el vertedero fuera el lugar donde encontraría, por fin, a su adorado Kinder, el Bueno. x A. Hurtado

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