30/3/08
Él la imaginó en la Filmoteca, en La Luna, en la biblioteca de Dr. Cerrada, en alguna piscina municipal, en El Festín de Babel o en algún banco del Parque Grande. Y allí la buscó, sin éxito.
Ella pensó que Z sería de los que iban al Discusátix a dejarse las yemas de los dedos mirando polvorientos discos, al Cineclub Cerbuna, al Darvish, cogiendo algún autobús en la plaza España, en La Gruta o en el kiosko de la plaza San Francisco. Pero no se lo encontró.
El último día del plazo, ambos perdieron la esperanza del encuentro y se quedaron en casa, tristes, viendo la televisión. Y también ambos pusieron el canal autonómico a las siete de la tarde, en donde en un programa de entretenimiento, Z y K eran entrevistados por la calle sobre un tema banal (el ciclo de terror del cine Palacio) con opiniones bien contrapuestas, lo que no fue impedimento para que a los dos se les dibujara una sonrisa de oreja a oreja en su cara, porque en ese momento supieron que el sábado siguiente volverían al Central. x Wendy Cunt

El último día del plazo, ambos perdieron la esperanza del encuentro y se quedaron en casa, tristes, viendo la televisión. Y también ambos pusieron el canal autonómico a las siete de la tarde, en donde en un programa de entretenimiento, Z y K eran entrevistados por la calle sobre un tema banal (el ciclo de terror del cine Palacio) con opiniones bien contrapuestas, lo que no fue impedimento para que a los dos se les dibujara una sonrisa de oreja a oreja en su cara, porque en ese momento supieron que el sábado siguiente volverían al Central. x Wendy Cunt
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