Asobi Seksu y Grand Duchy

7/2/09

Muchas veces valoras un disco según los condicionamientos previos que vayas a tener sobre él. Y así, me he encontrado con dos casos bien diferenciados: Asobi Seksu y Grand Duchy.

Esperaba mucho del tercer álbum de los neoyorquinos Asobi Seksu, la verdad. Muchísimo. Porque "Citrus" (2006) había sido un disco colorista, imaginativo, con referentes bien elevados (Cocteau Twins y Lush, entre otros) y dos o tres canciones de sobresaliente alto, sobre todo "Thursday" y "Goodbye", dos hits incontestables. Quizá por la altura de estas canciones, uno esperaba, iluso, que en "Hush" se desencadenara una cadena de temazos shoegaze pop de los que hacen temblar de gusto. Pero no. A cambio, esta colección de canciones se presenta como un catálogo aséptico, bien producido, con buen sonido, con la voz de Chuki Yikudate sonando bonita, con algunas guitarras que transmiten algo... pero poco más. Tan sólo el single previo "Me & Mary" alcanza un nivel aceptable. Porque otras, como "Layers", "Familiar Light" o "Sunshower" quieren pero no pueden transmitir esa dosis de emoción que el grupo impregnó para el futuro en "Citrus". Y hablo desde las varias oportunidades de escucha, no de la típica pasada por encima. Así que de Asobi Seksu, por el momento seguiremos revisitando aquel demoledor "Thursday".


Esperaba poco de la nueva incursión discográfica de Black Francis, el gordito relleno del rock, catapultado -con merecimiento- a los altares gracias a sus Pixies. Su nuevo proyecto se llama Grand Duchy, y lo ha formado junto a su mujer, Violet Clark. Y se nota la complicidad. Semejante rareza conyugal podía dar que pensar que a Frank se le había ido la olla, pero a tenor del resultado, pues no es así. Y no sólo eso, sino que junto a ella ha editado algunas de las canciones más interesantes que ha hecho desde hace siglos. El disco al completo no se puede decir que sea una obra redonda, ni de lejos, pero al menos la mitad de sus canciones tienen un nivel bastante decente, y pasajes concretos incluso hacen volver a creer que a este hombre aún le queda talento escondido por alguna parte de su orondo cuerpo. Grand Duchy quizá me gusten tanto porque parecen retomar la época en que terminaban los Pixies ("Trompe Le Monde") y comenzaba Frank Black en solitario con dos discos traviesos y llenos de momentos pop combinados con la furia habitual de su grupo grande ("Frank Black"" y "Teenager Of The Year"). Luego con "The Cult Of Ray", su tercer disco, empezó toda una maratón de discos anuales de los que me fui desenchufando y fui prestando menos atención paulatinamente, porque los picoteos que hacía sobre ellos no me aportaban nada de nada. Por eso esta sorpresa llamada "Petits Fours" me ha sentado tan bien al cuerpo, porque en canciones como "Ermesinde", "Come On Over To My House", "Fort Wayne", "Black Suit" y "The Long Song" he visto la luz de un Black Francis como en los auténticos buenos tiempos: ramalazos pop inmersos en guitarrazos indecentes, bandazos explosivos dentro de una misma canción y la voz del duende grande rabiando como la de un veinteañero (aunque venga todo en cuentagotas).

Visto lo visto, creo que sigue siendo mejor esperar poco del mundo, de la vida y de las cosas para que lo que venga tenga mejor sabor.
x Lorién Sottonero

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