Gastos de distribución Cascando Rabias Diarias (12)

7/7/09



La noticia era muy buena: Leonard Cohen visita la ciudad en la que resido, y en la que los acontecimientos musicales de calidad nunca han brillado demasiado por su cantidad. Un auténtico galápago, sí, 75 años. Pero qué galápago. Uno de los grandes, del que, últimamente, se habla sobre todo de que su representante lo desplumó y que ahora recorre medio mundo para sacar pasta. Lo mismo da. Sus conciertos, al parecer, contienen grandes momentos musicales. Y yo estaba dispuesto a rascarme el bolsillo aún siendo un artista cuyo mejor momento me pilló en pañales, y sabiendo que últimamente con los conciertos en grandes superficies se pasan tres pueblos con el precio.

Lamentablemente, en este se han pasado toda una comarca entera, por lo menos. 70 euros. Aún con semejante multa indecente, y reuniendo a favor los parámetros de calidad del artista y posibilidad de volver a verlo en otra ocasión, decidí gastarme el dinero. El primer día a primera hora me meto en Tickmaster para coger buen asiento de pureta bien cerca, y ¿qué me encuentro?. Que el dolor por el desorbitado precio de la entrada aumenta 8,90 euros más por ese concepto moderno llamado "gastos de distribución". Total de la entrada: 78,90. Y aún te dicen que están los "impuestos incluidos". Os podéis ir directamente a la mierda. ¿Gastos de qué? ¿Distribución dónde?. Una auténtica vergüenza. Y lo peor es que no son capaces de poner el precio total real de la entrada y evitar un disgusto mayor al personal, no, siempre ves un precio en un cartel o donde sea y cuando vas a comprar la entrada observas al de delante tuyo en la fila que se le queda cara de bobo cuando le cobran un suplemento por todo el morro, la misma cara que se te vuelve a quedar a ti cuando te toca.

Lo siento, Leonard, otra vez será. Espero que llenes el recinto con otros incautos. x Matías Galli

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