26/7/09
Como si fuera una segunda parte del Cascarrabias comentado en estas mismas páginas hace pocos días con respecto al concierto que Leonard Cohen dará en Zaragoza, cuestiones previas al concierto de Madonna de ayer en la feria de Zaragoza sumaron unos cuantos despropósitos que rayaron lo vergonzoso. Para empezar, esa estafa que no poca gente ha sufrido con el tema de las entradas. Como "la organización" (ese ente sin cabeza pero con mucha cara) había pinchado por todo lo alto con la venta de entradas en esta ciudad, se dedicó a rebajar el precio de las entradas al 50% e incluso más para no hacer el ridículo más espantoso. Y claro, eso es un agravio digno de una demanda conjunta en el juzgado: ¿así se premia así a todos los fieles que compraron la entrada en los primeros días, medio regalando luego las entradas a gente que en un principio pasaba olímpicamente del concierto?. A muchísimas personas, sin ninguna duda "la organización" (desorganizada y rastrera) le ha robado un buen dinero de la entrada. Eso por un lado.
Por otro lado, el acceso al recinto de conciertos. Sí, ya nos habían avisado de que en el concierto de The Rolling Stones el caos circulatorio de acceso a la Feria fue tremendo. Pero claro, uno piensa, iluso, que en ese tipo de cosas se aplica el refrán "para aprender, perder" y que después de aquella chapuza se habrían tomado medidas al respecto (¿a alguna autoridad le suena el término "habilitación de carriles"?). Pues ni medidas ni niño muerto. Cada cual que se apañe, y se te pierdes medio concierto (cosa que le ha ocurrido a muchísima gente, fueran en coche propio o en autobús facilitado al efecto) pues te jodes. Así que, perfectamente, alguien habrá pagado 69 euros -por una que en realidad costaba luego 36-, para contemplar un concierto de 60 minutos en lugar de 110 que fue lo que duró más o menos.
A esta gente -ya sabéis, "la organización" desorganizada y rastrera-, sólo le interesa, cómo no, la pasta, y el resto son detalles sin importancia (como gastarse un pastizal en los caprichos de la artista), haya personas con ilusión o no detrás. Ojalá sus pérdidas hayan sido de las buenas.
Dejando de lado todo el desastroso evento previo, la actuación de Madonna por lo menos hizo finalmente olvidar tanta indignación contenida. Comenzó con un sonido pésimo que hacía pensar que estábamos en un karaoke retumbón, hasta que pasó sus éxitos de los 80 por un tamiz electrónico que resultó. Y resultó porque básicamente su concierto tiene su sustento en una fantástica pléyade de vídeos gigantes, seguido de un cuerpo de baile (el suyo, que dejó claro que tiene más horas de gimnasio que de dormir; y el de unos tíos cachas que se movían como muñecos sin articulaciones) espectacular, y en donde la música de Madonna -que se pasó un poco en cuanto al tiempo cuando, para cambiarse de ropa, simplemente emitía uno de sus vídeos, o cuando dio tantos minutos a un gran combo gitano con violín en ristre- definitivamente se puede enclavar en el cajón de la electrónica, cosa que dejó bastante perplejo a buena parte de público (sí, seguramente a toda aquella que no pensaba ir ni de coña al concierto y que luego pensó que por la mitad de precio no le importaba ir a escuchar "Into The Groove" o "Like A Prayer" a recordar aquellos viejos tiempos en que le prestaban algo de atención a la música) pero que lo salvó y que por momentos lo hizo grande a fuerza de ritmo potente y machacón. Un show en toda regla, como corresponde a una artista de las que todavía arrastran masas. Y eso, dada la reconversión de Madonna, tiene su indudable mérito. x Bárbaro Pacífico
Por otro lado, el acceso al recinto de conciertos. Sí, ya nos habían avisado de que en el concierto de The Rolling Stones el caos circulatorio de acceso a la Feria fue tremendo. Pero claro, uno piensa, iluso, que en ese tipo de cosas se aplica el refrán "para aprender, perder" y que después de aquella chapuza se habrían tomado medidas al respecto (¿a alguna autoridad le suena el término "habilitación de carriles"?). Pues ni medidas ni niño muerto. Cada cual que se apañe, y se te pierdes medio concierto (cosa que le ha ocurrido a muchísima gente, fueran en coche propio o en autobús facilitado al efecto) pues te jodes. Así que, perfectamente, alguien habrá pagado 69 euros -por una que en realidad costaba luego 36-, para contemplar un concierto de 60 minutos en lugar de 110 que fue lo que duró más o menos.
A esta gente -ya sabéis, "la organización" desorganizada y rastrera-, sólo le interesa, cómo no, la pasta, y el resto son detalles sin importancia (como gastarse un pastizal en los caprichos de la artista), haya personas con ilusión o no detrás. Ojalá sus pérdidas hayan sido de las buenas.
Dejando de lado todo el desastroso evento previo, la actuación de Madonna por lo menos hizo finalmente olvidar tanta indignación contenida. Comenzó con un sonido pésimo que hacía pensar que estábamos en un karaoke retumbón, hasta que pasó sus éxitos de los 80 por un tamiz electrónico que resultó. Y resultó porque básicamente su concierto tiene su sustento en una fantástica pléyade de vídeos gigantes, seguido de un cuerpo de baile (el suyo, que dejó claro que tiene más horas de gimnasio que de dormir; y el de unos tíos cachas que se movían como muñecos sin articulaciones) espectacular, y en donde la música de Madonna -que se pasó un poco en cuanto al tiempo cuando, para cambiarse de ropa, simplemente emitía uno de sus vídeos, o cuando dio tantos minutos a un gran combo gitano con violín en ristre- definitivamente se puede enclavar en el cajón de la electrónica, cosa que dejó bastante perplejo a buena parte de público (sí, seguramente a toda aquella que no pensaba ir ni de coña al concierto y que luego pensó que por la mitad de precio no le importaba ir a escuchar "Into The Groove" o "Like A Prayer" a recordar aquellos viejos tiempos en que le prestaban algo de atención a la música) pero que lo salvó y que por momentos lo hizo grande a fuerza de ritmo potente y machacón. Un show en toda regla, como corresponde a una artista de las que todavía arrastran masas. Y eso, dada la reconversión de Madonna, tiene su indudable mérito. x Bárbaro Pacífico
1 comentario
La "organización" que no nombras se llama Music Community, empresa que bien se merece que nadie vaya nunca más a uno de sus conciertos
Publica un comentario