29/8/09
Con el delantal y la cesta de la compra frente al objetivo de la cámara emulamos a un cocinero de la pequeña pantalla. Nuestros alimentos van directos al alma, a esa parte del cerebro que sucumbe irracionalmente ante una buena melodía, y altera nuestro estado anímico pasando de la tristeza a la alegría, de la hiperactividad a la hibernación.
Un día de verano cualquiera podríamos empezar desayunando con Eddie Reader. La voz de Fairground Attraction, banda que se hizo popular a finales de los 80 con “Perfect”, canción optimista donde las haya, ya va por su sexto álbum en solitario. Su registro no ha variado mucho desde aquellos días, pero si buscamos una voz próxima con arreglos básicos de folk, jazz y swing, esta mujer siempre nos contenta. Su último disco no podría responder mejor a nuestra dieta veraniega: “Love is the way”.
Un día de verano cualquiera podríamos empezar desayunando con Eddie Reader. La voz de Fairground Attraction, banda que se hizo popular a finales de los 80 con “Perfect”, canción optimista donde las haya, ya va por su sexto álbum en solitario. Su registro no ha variado mucho desde aquellos días, pero si buscamos una voz próxima con arreglos básicos de folk, jazz y swing, esta mujer siempre nos contenta. Su último disco no podría responder mejor a nuestra dieta veraniega: “Love is the way”.
Al llegar las doce del mediodía y durante toda la sobremesa nuestra banda sonora será “Give me that slow knowing smile” de la sueca Lisa Ekdahl. Consigue ralentizar el tiempo y disfrutar de los instantes insignificantes dos veces. Buscaremos analogías para que sepan de que ingredientes se compone su sonido. Cuando la escuchamos nos vienen a la cabeza Beth Gibbons & Rustin Man, Andrew Bird y Richard Hawley. Un buen tridente de la artesanía atemporal.
En la puesta de sol comenzaremos a servir unas copas granizadas al compás de Misstress Barbara, que ha sabido condensar su experiencia de dj para ofrecer en “I’m no human” un manual de adaptación rápida para principiantes de la pista de baile al salón de tu casa. Colaboran Brazilian Girls y Sam Roberts, y convierte el clásico de Cohen “Dance me to the end of love” en un himno del amanecer electrónico. x Simón Zico
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