13/10/09
Como desgraciadamente suele ser ya nota común, la organización también jugó un papel, en este caso económico, nada azaroso. El combinado: 8 euros. De traca. Más si tenemos en cuenta que había un camarero para cada 20 tíos/as pidiendo desesperados de tanto esperar. Los del FIZ tienen suerte. Juegan con la baza pilarista de la fecha en que se celebra, y juegan también con que Zaragoza no ha sido capaz nunca de hacer un festival, ni siquiera un mini-festival decente, como tienen tantas y tantas ciudades en España con menos recursos. Y entonces claro, confeccionan un cartel apañadete sólo, y a triunfar como Griján. Menos da una piedra, de todas formas, probando probando quizás algún año hagan un cartel bueno de verdad.
Las estrellas foráneas de la noche, los escoceses Mogwai, pegaban en este cartel como a un cura dos pistolas. Nada de nada. Este particular combo necesita un sonido ultraperfecto para que sus largos temas instrumentales de rock expansivo y oceánico puedan calar de verdad. Y además de un gran sonido -y el de la Multiusos, sala que llevamos sufriendo los zaragozanos quince años lo menos, es decididamente asqueroso, por grandes técnicos de sonido que haya en la mesa, que nos consta que ayer los hubo-, si se va un poco puesto, mejor, porque sin estar metido en el concierto -por ejemplo acometiendo la increíble travesía del desierto que era ir a pedir a la barra- o yendo sereno como un juez Mogwai pueden convertirse en un plato realmente indigesto.
Los Planetas y Multiusos: combinación todavía más fatal. Pero vamos, es que para el capítulo planetero ya haría falta realmente un sociólogo. Los veía por novena vez, y volví a preguntarme lo mismo: el por qué de su exitazo. Vale que tienen grandes canciones, sostenidas además en letras de esas con las que uno se puede identificar de la primera a la última letra, pero ayer me quedó claro lo mismo: o te sabes las letras y las canciones al dedillo con Los Planetas o te puedes ir a otra cosa. Porque si llevas contigo a alguien que no los haya escuchado nunca, por joven o porque es un erasmus y quiere escuchar canciones en español, la cosa está cruda: imposible entender más de una palabra seguida a su cantante. En esta ocasión, además, musicalmente sonaron totalmente planos y sin matices, ladrillo tras ladrillo fueron construyendo un concierto más denso y plomizo que nunca. Y por mucho que intenté hacer oreja, nada, ni una palabra. Yo ya no lo intento más con ellos en directo. Ya vale.
Para desengrasar, como siempre, acudimos a refrescarnos mentalmente con la sesión de Hang the dj, que es de los que no falla: levantó el ánimo como la espuma en un plis plas con su fantástico repertorio de canciones actuales y añejas representando siempre a la exquisitez pop y electrónica. Desde la plataforma Soyuz le pedimos que se prodigue más.
Y al final de la noche que hubo que encomendarse a lo que -ya se preveía- era el verdadero grupo fuerte del cartel: Love Of Lesbian. Están en forma y con la inspiración a flor de piel, a diferencia de sus predecesores granadinos. Por la tarde, en un acústico en el Fórum de la Fnac, los catalanes desgranaron algunas de sus canciones demostrando que, en su esqueleto íntimo, todavía ganan más. Letras bonitas, melodías atípicas, voz particular. Las canciones de Love Of Lesbian tienen universos infinitos, paralelos, tristes o realistas. Pero todos muy personales. Tanto, que a veces es como si una parte de tu vida habitara en alguna de sus canciones. Acabaron con "Club de fans de John Boy" una canción que encumbra a un grupo que, paso a paso, ha ido poniéndose donde ahora está, en el escalafón más alto del pop español. Eso por la tarde. Y por la noche, a una hora ya algo intempestiva, volvieron a triunfar, esta vez a lo grande -mejor no hablaremos del sonido otra vez-, con un público enganchado totalmente al tren de "Universos infinitos", "Cuestiones de familia" "Segundo asalto", "Incendios de nieve" y demás minutaje de su álbum de este año, "1999", y algunos gloriosos rescates de su pasado.
Love Of Lesbian golearon claramente al resto de galácticos. x Matías Galli y Rubén Aliaga
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