Uno se pregunta si el segundo disco de los grupos que triunfan con su trabajo de debut son un trauma para ellos o si lo es más bien para la agotadora prensa que lo espera algunas veces con los brazos abiertos o las más de las ocasiones con ánimo depredador. Creo que más bien esto segundo. Yo me imagino a estos chicos de Brooklyn divirtiéndose como enanos componiendo a la manera que más les gusta, con ese leve toque africanillo marcando y aderezando su pop saltarín, juguetón, joven como pocos. Y así les sale “Taxi Cab”, “Run”, “Giving Up The Gun”, “Holiday” o “Diplomat’s Son”, donde hacen de maravilla lo que saben (¿pero cuánta gente a la que le ha ido bien estrenándose haciendo la música que le gusta ha dado un bandazo para despistar al personal o sólo por snobismo?), canciones frescas en este caso con un toque más electrónico que en “Vampire Weekend”, unos arreglos tan comedidos como refulgentes y con la inconfundible voz de Ezra Koenig cobrando un protagonismo más vivaracho. Aquellos a quienes encandiló la grata sorpresa que fue su primer álbum, seguirán disfrutando indudablemente de que ese disco tenga continuación al más puro estilo de estos vampiros al sol, con grandes destellos de originalidad y energía positiva. x Hugo Sogas
Esta vez aprovechamos el titulo del segundo trabajo de la penúltima revelación mundial, para posicionarnos en “contra”. Estamos en contra de la continuidad que ha tenido el segundo con el primero, es más, ha sido una réplica más calmada que el predecesor. Si algo nos gustaba de ellos eran los arranques enérgicos, y en esta entrega sólo los disfrutamos en “Cousins”. Del resto nos queda poco que resaltar, quizá que podrían servir de banda de acompañamiento de un rejuvenecido Paul Simon. Si no fuese porque la prensa giró la cabeza hacia lugares cálidos, nadie los hubiera sacado de su circuito universitario y hubiésemos seguido escuchando esa espiral de grupos pro depresivos indies -un giro de cabeza a veces oportuno pero insuficiente-, y que seguirá habiendo cientos de bandas similares ocultas por la sombra del “finde vampiro”. Hemos rescatado nuestras "casetes" de principios de los noventa donde grabábamos canciones de The Clash, Madness, Living Colour, Johnny Clegg, Elvis Costello, Slits, Fishbone, Especialistas, Ciudad Jardín, Kortatu, Radio Futura, Siniestro Total, King Sunny Ade y Paul Simon: eran un ejercicio de esquizofrenia en aquel tiempo, hoy se las regalamos a la banda de Nueva York para que amplíe su campo de mejora. x Zoe Zutaten
Uno se pregunta si el segundo disco de los grupos que triunfan con su trabajo de debut son un trauma para ellos o si lo es más bien para la agotadora prensa que lo espera algunas veces con los brazos abiertos o las más de las ocasiones con ánimo depredador. Creo que más bien esto segundo. Yo me imagino a estos chicos de Brooklyn divirtiéndose como enanos componiendo a la manera que más les gusta, con ese leve toque africanillo marcando y aderezando su pop saltarín, juguetón, joven como pocos. Y así les sale “Taxi Cab”, “Run”, “Giving Up The Gun”, “Holiday” o “Diplomat’s Son”, donde hacen de maravilla lo que saben (¿pero cuánta gente a la que le ha ido bien estrenándose haciendo la música que le gusta ha dado un bandazo para despistar al personal o sólo por snobismo?), canciones frescas en este caso con un toque más electrónico que en “Vampire Weekend”, unos arreglos tan comedidos como refulgentes y con la inconfundible voz de Ezra Koenig cobrando un protagonismo más vivaracho. Aquellos a quienes encandiló la grata sorpresa que fue su primer álbum, seguirán disfrutando indudablemente de que ese disco tenga continuación al más puro estilo de estos vampiros al sol, con grandes destellos de originalidad y energía positiva. x Hugo Sogas
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