Héroes suburbanos The Arcade Fire: "The Suburbs" (2010)

9/10/10

No recuerdo la primera vez que escuché una canción The Arcade Fire, cómo llegó a mis manos su primer disco, si alguien me lo recomendó. Recuerdo, eso bien claramente, cuando los vi en el Primavera Sound, cuando eran todavía un secreto a voces a punto de correr como un reguero de pólvora. Aquel día algo palpitaba dentro, la sensación quizá de estar ante algo grande.

Dentro de aquel “Funeral”, disco imperfecto como todos, había una serie de canciones grandiosas, irrepetibles, que he escuchado hasta la saciedad. ¿De su segundo disco qué recuerdo?. Pues sorprendentemente para mí mismo, no mucho, y en cambio creo recordar que era también un muy buen trabajo. Pero me imagino que algo se perdió en el camino.

Y ahora, ante la maraña de música pendiente de escuchar, llega su tercer álbum, y antes de leer nada de nadie, comentarios, críticas, quiero saber, sin adulterar, hasta dónde me llega.

Las tres primeras canciones no son singles potenciales como los de antaño, sin embargo son canciones que se quedan a la primera, que tienen algo misterioso y emocionante. “Rococo” me gusta un poco menos. “Empty Room” empieza galopante, con la voz de Régine con protagonismo especial: estos son los Arcade arrolladores, los que parecía que se comían el mundo (se han comido una buena parte, la verdad). Contagiosa, épica, ambiciosa, inyectando una atmósfera que nubla la mente sin llegar a los tres minutos; “City With No Children” suena retro, una especie de bonito medio tiempo de los ochenta con unas guitarras punteadas marcando la canción; “Half Light II (No Celebration)”, es otra canción de aspiraciones eternas, nueva e imperecedera exhibición de talento; “Suburban War” discurre tranquila, en formato de pop lírico con un cambio de ritmo que la lleva a un alto y elegante vuelo con un final de tragar saliva. Mitad del disco: nota alta.

Otro apretón de acelerador: “Month of May” es rock and roll de libro, del que ha habido en todas las épocas, de Sonic Youth a Bruce Springsteen a Primal Scream, para romper con la trascendencia; “Wasted Hours” conquista desde la mirada casi acústica de su discurrir; “Deep Blue” es nocturna, urbana, perfecta para una vuelta a casa en una noche en las que han pasado muchas cosas pero habían podido pasar muchas más: simplemente fascinante; “We Used To Wait” empieza contenida montada al piano hasta que se sube al puente del estribillo y otra vez nos vuelven a atrapar; en “Sprawl (Flatland)” la tristeza comanda la nave, hasta que llega su segunda parte, “Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)”, en donde la voz femenina se erige en total protagonista en la vuelta más clara a los ochenta con unos teclados rescatados tal cual sonaban en aquella década: hasta en esta apuesta salen ganando, en el tramo final dan ganas de apagar las luces y ponerse a bailar como en aquellas discotecas con bolas de espejos y ropas y pelos horteras. El final con “The Suburbs (continued)”, breve y enigmática, es perfecto para un disco totalmente atrapasueños.

Sí, las primeras escuchas engañan, y puede que me arrastre la euforia del recibimiento largamente esperado, pero difícilmente “The Suburbs” va a escapar a la idea de estar ante un grandísimo disco al que se vuelve como referencia. Un disco ambicioso, como se espera de The Arcade Fire, porque dieciséis canciones a este nivel, aunque no haya singles rompedores, es algo al alcance de muy pocos. x Rubén Aliaga

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