Algunos 'segundos discos' buenos A vuela escucha (10)

28/3/11

Ya ha habido demasiados ejemplos en la historia de la música que han desmentido aquel absurdo dicho (no tan famoso como el de Helenio Herrera de que jugar con diez es mejor que hacerlo con once, pero casi) de que el segundo disco es el más difícil de la carrera de un grupo. Aquí siguen unos ejemplos a añadir a esa larga lista de grupos que han sabido dar continuación de forma brillante a su primer paso discográfico. x F. Andén



Quién: Glasvegas / “Euphoric / Heartbreak” (2011).
Qué pues: Quizá no haya un single rompedor en el segundo álbum de Glasvegas –aunque “You” y “Euphoria, take my hand” podrían triunfar sin ningún problema en cualquier lista-, pero sí un conjunto de grandes canciones abundando en la épica emocional y con el alma todavía anclada en décadas lejanas. Su música mantiene el misterio, la emoción y el ímpetu igual que en su triunfante disco de debut, y demuestran con suficiencia que no son el típico producto sin sustancia.
Sobresale: La clase que supura todo el disco, tanto en versión sentimental predominante (heartbreak) como en versión enérgica (euphoric). La confirmación de un gran grupo.




Quién: Cold Cave / “Cherish the light years (2011).
Qué pues: Es posible que Cold Cave cosechen críticas con esta continuación de “Love comes close”, porque han arriesgado con su sonido, dándole más importancia y aceleración a la parte electro de sus canciones, en perjuicio de esa oscuridad suya tan particular y subyugante. Esta apertura de su abanico sonoro les sale bien: me parecen tan atractivos “los viejos” como “los nuevos” Cold Cave.
Sobresale: La magnífica luminosidad de “Catacombs”; la contundencia de “The Great Pan is dead”; la palpitación irresistible “Villains of the moon”.



Quién: Crystal Stilts / “In love with Oblivion” (2011)
Qué pues: Este grupo neoyorquino me parece uno de esos grupos llamados a sacar un disco memorable (o más) en su discografía. De momento sus dos álbumes no me lo parecen todavía, y este “In love with Oblivion” combina momentos espectaculares con otros que se quedan muy atrás, aunque se sitúa entre los trabajos más meritorios de toda la escena pop lo-fi tan en boga en estos tiempos.
Sobresale: “Shacke the shackles”, “Through the floor”, “Silver sun” y “Flying into the sun”, es decir, sus canciones más cortas y frescas.




Quién: Sin Fang / “Summer echoes” (2011).
Qué pues: El otro grupo de Sindri Már Sigfússon, es decir, de Seabear, ha pasado de llamarse Sin Fang Bous a solo Sin Fang. Pero su música sigue buceando en los mismos parámetros que en su anterior “Clangour”: pinceladas de pop de mágicos ambientes (tan mágico como su país de origen, Islandia) y escapadas experimentales de corte preciosista. Menos folk que Seabear, pero igual de inspirado, uno de esos músicos en –de momento- permanente estado de gracia e imaginación musical desbordante.
Sobresale: Para los fans de Sigfüsson y Seabear, todo; para los demás, el mayor disfrute está en “Fall down slow”, “Always everything” y “Nothings”.




Quién: The Rural Alberta Advantage / “Departing” (2011).
Qué pues: La mayor virtud y el mayor defecto, o lo que es lo mismo, lo que más atrae y repele de esta banda canadiense es la muy particular voz de Nils Edenloff. Porque sus canciones son irreprochables. El ritmo desarmante que le meten a casi todas ellas es totalmente contagioso, y aunque su sonido es netamente americano (recuerdan en algún sentido a The Decemberists) la paleta de sentimientos de sus canciones es universal. Nos sorprendieron con su primer disco, nos han convencido con este.
Sobresale: Toda la parte central del disco, de “Muscle relaxants” a “Tornado ‘87”.

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