Napoleón Solo. Amor de Tokyo. Detergente Líquido. Helena Goch. 4 discos diferentes y recomendables A vuela escucha (33)

28/2/15

El nuevo paso discográfico de Napoleón Solo es ambicioso. El bonito y personal diseño del álbum (de título "Máximo Ruiz Ferrer", y publicado por Ernie Records), los instrumentos y colaboraciones (violas y violines, vibráfonos, pianos, percusiones, la voz de Anni B. Sweet en una canción), el lugar de grabación (Peligros, Granada) el concepto general del disco (una fantasía-homenaje acerca de Máximo Ruiz Ferrer), hasta los títulos ("Matamuertos y la cruel", "La leyenda de la persona libre") nos acercan a un grupo que da un paso firme hacia adelante. Sin mirar atrás. Porque aunque en magníficas canciones como "Las cinco como siempre" o "Yuliana, Juliana" podamos reconocer a los Napoleón más accesibles de libre directo a la melodía, el nuevo disco de la banda invita al descubrimiento del detalle, a la escucha paladeada con una lupa de aumento que pueda captar toda la capacidad de hipnosis que ejercen "Sebastián", "Saltando hacia afuera" y "La leyenda de la persona libre". El señor (disco) "Máximo Ruiz Ferrer" es quien tú quieras que sea, pues con sus diez canciones cada uno puede moldear, con su imaginación al vuelo, quién fue, es y será en el futuro.



Parece mentira que hayan pasado ya casi tres años desde "Escorpiones", aquel magnífico disco creado por Roberto Urzáiz bajo el nombre de Amor de Tokyo. El eco de aquel disco sigue sonando tan brillante como el primer día, y sobre todo, claro, aquella deslumbrante "Vendrá tu boca", canción favorita de Soyuz de aquel curso discográfico. A primeros de 2014 nos volvió a conquistar con "Trabajos de coral", y entre finales del año pasado y comienzos de este, y como un auténtico regalo para los que disfrutamos como locos de sus dos primeros discos, Amor de Tokyo ha editado "Lujo asiático", que es precisamente lo que es para sus seguidores este regalo. Un regalo en dos partes que revisita diez de sus canciones en formato remix. "Lujo asiático (1) incluye "Vendrá tu boca", "Singular", "Escorpiones", "Irrompible" y "Herida abierta", todas incluidas en "Escorpiones", y "Lujo asiático (2)" hace lo propio con "Protección", "Entre los dedos" y "Sálvame" también de su primer álbum, más "Mentiras" y "Una hacia adelante" de "Trabajos de coral". Una idea tan brillante como lo ha sido su ejecución, que sirve para recordar y engrandecer la sensación que tuvimos al escuchar las canciones originales en su día. Amor de Tokyo sigue al alza totalmente.



El grupo de Cádiz Detergente Líquido ya tienen algunas grabaciones como bagaje musical, pero curiosamente yo llegué a ellos a través de su proyecto (tecnopop) paralelo, Que Bailen Los Demás. Su nuevo disco, "Ponte en lo peor. Llámame el lunes" merece mucho la pena. Ya solo las letras se sitúan a la altura de lo mejor que se pueda escuchar en toda la escena independiente española (sensacional la de "Todo es tan fantástico como el cartel de una farmacia", cinco párrafos sin que nada se repita, una gloriosa y lúcida historia costumbrista de gran final), de hecho todas las canciones contienen líneas de las que no dejan en absoluto indiferente. En lo musical, Detergente marchan a dos velocidades: la vitamínica y guitarrera, -que me recuerda a veces a aquel grupo de hace tantos años, Los Romeos-, vistosa y pujante, con pildorazos incontestables ("No sé qué vas a hacer sin mí", "El libro Guinness") y la puramente pop, en donde aún brillan más con canciones como "Cinco euros no dan para tanto", "Todo es tan fantástico...", "Nueve días en coma", "Perraguarra"). En realidad yo siempre he sido del detergente líquido, pero ahora mucho más.



De Helena Goch poco sabía antes de escuchar su disco de debut -también en Ernie Records- "Little tiny blue men", pero viendo los nombres que la han arropado en su creación (Julio de la Rosa, músicos de Nudozurdo, We Are Standard, Havalina, Sunday Drivers y otros) la cosa pintaba bien. "Perhaps" da comienzo al disco, y es una canción con brillante y creciente luz propia, violines y una voz buscando su propio camino. Porque esta cantante y compositora tiene en su voz, evidentemente, su máximo vehículo de expresión. Sin duda no podrá evitar comparaciones con Russian Red y Anni B. Sweet, o Alanis y Cat Power, pero si algo queda claro en las diez canciones que componen este disco es que la sensibilidad en los matices, tanto de su voz como del cautivador sonido, marcan un camino propio más que digno de ser transitado (por ella) y descubierto (por los que la escuchen). Un disco bonito, y un descubrimiento de los que apetece ver reflejados en directo...

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