Synth pop estratosférico: Murciano Total

1/2/15

José Lozano es el cantante de Automatics, aquella banda que en plena efervescencia del indie de los noventa hizo suyos los postulados sonoros pop noise de The Jesus & Mary Chain, aspecto que los diferenciaba de otros grupos de la escena, más cercanos a Dinosaur Jr y análogos. Debutaron con "Cesárea" en 1994, al que siguió el ambicioso "Space Rock Melodies" tres años después. Su tercer y último álbum de estudio fue, en 1999, "Duty" (los tres discos en Elefant Records). Automatics molaban. Especial recuerdo tengo también de su actuación en el FIB de 1995. Qué tiempos.



Tras su primera aventura, en 2001 José se junta con Poncho Linares (de Automatics), Álvaro Blas y David Morales y lanzan juntos el proyecto Universal Circus, en el que se reconoce al José Lozano de siempre al micrófono, pero cuyas canciones se decantan definitivamente por el pop de matices más ricos y variados. Sacaron "Shinning light series" en 2003 y "Hello sunshine" en 2008 (entre los favoritos de Soyuz ese año). Sus títulos lo revelan: pop resplandeciente y esplendor en las melodías y estribillos. No sé si están en ello, pero mientras sigo pendiente de un tercer capítulo en su discografía solo puedo decir, claro, que Universal Circus molan.



Y en estas que aparece un grupo con el (digamos, curioso) nombre de Murciano Total. E incrédulo, veo que detrás (y delante) de él están José Lozano -y sus eternas gafas negras- y Elena Molina. Digo incrédulo -además de porque José es de Linares, Jaén- porque, ahora sí, su orientación musical ha cambiado bruscamente de timón. Por primera vez sus canciones son en castellano, y el sonido del dúo tampoco tiene que ver con Automatics y Universal Circus. En una demostración de un talento que domina varias vertientes musicales, Murciano Total tienen en OMD, The Magnetic Fields, Klaus & Kinski y Family las cuatro patas del banco en el que se asienta el fascinante sonido del grupo, y de los que podríamos decir que consiguen exprimir un zumo de los cuatro que enamora a la primera y pincha el corazón como un globo, con unas letras de amor y desamor que casan con la música de manera magistral, en una suerte de pop electrónico de trasfondo sentimental y sonido totalmente cautivador.



Es verdad que un puñado de las canciones de "Quereres y dejenes" (que así se llama el disco, publicado por El Genio Equivocado, un sello con ya muchas joyas en su catálogo) ya las habían publicado en singles y en su "Demos 2012-2013", pero ahora, todas unidas y con una cuidada producción, lucen como nunca. Creo que "El castillo de Román" es mi favorita. La letra es especial, de esas que dicen mucho con pocas palabras (“Me han invitado al castillo de Román / a pasar una tarde entre estrellas y champagne. / He intentado borrar de mi mente todo lo demás, / los buenos momentos que juntos llegamos a pasar, / que jamás voy a olvidar, / que jamás podría olvidar”). Una letra de nostalgia y de punzada donde duele. Si además añadimos que en lo musical que es una canción que podría ser heredera directa de canciones inmortales de "Get lost" (Magnetic Fields) como "Smoke and mirrors" o "All the umbrellas in London", pues la rendición es total.  

"La casa parisina" también es extraordinaria. Synth pop estratosférico que nos remite a un cruce entre los primeros Orchestral Manoeuvres In The Dark y los segundos New Order, los que empezaban a meter alguna guitarra ("Dicen que me vaya a mi país, a la casa que me construí en el barrio viejo de París. Dicen que en tus brazos no puedo estar y mi locura se puede alegrar, que me espere un poco a ver qué tal, y puedo esperar, puedo esperar...").



El disco empieza de forma magistral con "Quémalos por mí", con un sample de la película "El extraño viaje" de Fernán-Gómez ("lo lírico está muerto, el público de hoy no tiene sensibilidad para la música...; tengo que conformarme con cantar cancioncillas para que bailen"), y que en lo musical me ha traído al recuerdo a esa otra magnífica irrupción  murciana de hace unos años, Klaus & Kinski (no en vano Alejandro Martínez toca la guitarra en la mitad de canciones del disco; aquí es donde más se nota). "La montaña azul", "La fábrica de las guapas" ("Y no me importa si he malgastado mi vida por esperar / tan solo quiero estar contigo en otro lugar / muy lejos de aquí"), "El internacional y la mala racha" ("ya no tengo edad para poder remontar ciertos encuentros / las heridas tardan en curar casi toda una eternidad y no es lo mismo”), "Los discos que no te gustaban", "La traca final", "El rey caníbal" (“Ahora que no tengo nada que hacer / ahora que pensaba que todo estaba bien / ahora pienso en ti y en las cosas que te dije / antes de llegar aquí, justo antes de partir”).... la lista de canciones deslumbrantes -y de sus fantásticas letras evocadoras- es larga, porque Murciano Total no se han quedado cortos en canciones (14), duración del disco (casi una hora) ni talento (enorme).

Aunque, todo sea dicho, el nombre del grupo no me guste nada, sus canciones sí. O sea, que Murciano Total molan. Y muchísimo además.

Recuerdo el día que me compré el disco de Family. Entré en Plasticland y allí estaba Sergio Algora escuchando y moviendo la cabeza con "Un rayo de sol" de Le Mans. Aproveché y me llevé los dos discos, el de Family el de Le Mans.



Tampoco olvido cómo me hice con el "Get lost" de The Magnetic Fields. Había ido a ver un concierto de un grupo de su sello, Merge Records, (creo que fueron Superchunk) y al salir lo vendían en el puesto de camisetas y discos. No llevaba un duro así que salí corriendo a un cajero automático. Si me acuerdo de estas chorradas es porque son dos discos inolvidables y totémicos para mí. Desgraciadamente, no recordaré el día que escuché "Quereres y dejenes" por primera vez, porque ha sido de una forma mucho más prosaica, pero lo importante, al final y como siempre, son las canciones, y esas son también de no olvidar. x Fernando SoYoung

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