28/9/17
"Y al comparar este recuerdo con otros de su vida de sensaciones siempre iguales, al pensar en el porvenir plano que le esperaba, penetró en su espíritu un gran deseo de huir de la monotonía de su existencia, de bajar del tren en cualquier estación de aquellas y marchar en busca de lo desconocido.
De repente se decidió, y esperó a que parara el tren. Como nacida de la noche, vio avanzar una estación hasta detenerse frente a ella, con su andén solitario, iluminado por un farol.
La viajera bajó el cristal de la ventana y sacó el brazo para abrir la portezuela.
Al abrirla y asomarse a ella, sintió un escalofrío que recorrió su espalda. Allá estaba la sombra; la sombra que la acechaba. Se detuvo. Y bruscamente, sin transición alguna, el aire de la noche le llevó a la realidad, y sueños, recuerdos, anhelos, desaparecieron."
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