Tipos de personas odiosas en los conciertos Cascando rabias diarias (17)

9/12/17

Este artículo fue escrito por Alba Cordero y publicado en la página web sesiongolfa.com en febrero de 2015.

Los conciertos son lo mejor del mundo excepto por la gente que va a ellos. Las personas son, por lo general, molestas. Cuanto antes lo asumamos, mejor. Porque la magia (mala) de la música también consiste en concentrar en un concierto a todos los tipos de personas odiosas que la raza humana puede proporcionar.

1) Los que no paran de hablar. Desde el minuto uno hasta que acaba el bis. Nadie, aparte de ellos, entiende que es el lugar idóneo para relacionarse con sus amigos, que han pagado veinte euros (más quince de gastos de gestión, aproximadamente) para hablar tranquilamente porque en España no hay bares, parece ser.
2) Los que cantan a gritos. Que se note que se saben todas las canciones y que se lo están pasando fenomenal.
3) Los que cantan como si estuviesen en una audición a ciegas de La Voz.
4) Los (las) que gritan cosas a los músicos. Da igual que estén en primera fila o en última.
5) Los que piden la canción conocida. No saben que más canta, y les da igual, pero de ahí no se van hasta que toque la que conoce, así que se lo recuerdan durante TODO el concierto.
6) Los de la camarita. Una foto para el Instagram, perfecto. Un vídeo para guardar de recuerdo, vale. Ver el concierto entero a través de la puta pantalla del de delante, pues mira, ya no.
7) Los de la camarita profesional. En los recintos grandes hay un foso estupendo donde los fotógrafos hacen su trabajo sin molestar a nadie, se van y todos contentos. Pero las salas…ay, las salas. Estás tú ahí tan feliz en tu primera fila, sin nadie que tape tu visión, y zas, llega el fotógrafo de turno.
8) Los de los selfies. No sois tan guapos como para sacaros veinte fotos seguidas. Que si con el escenario de fondo, que si con mi amiga poniendo morritos...
9) Los altos. Vale, sí, esto ya es personal. No digo que tú, persona altísima aficionada a conciertos tengas que ver todo desde el final de la sala, pero igual tu 1’95 puede estar en un sitio que no sea la segunda fila.
10) No me olvido de los que van en pareja a comerse la boca mientras suena la canción de amor, ni de 11) los borrachos que saltan con el vaso en la mano y te duchan con cerveza, ni de 12) los que van con sus cánticos preparados para entonar cada vez que el cantante se separe del micro, ni de 13) los que se pasan medio concierto llamando al bajista para que les mire y poder saludarle con la mano porque un día coincidieron en un bar y ya se creen sus amigos.

Entre todos podemos unir fuerza y combatirlos. Y sino, que permitan la entrada a los conciertos con una recortada.
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Me permito completar para Soyuz el artículo con los siguientes tipos:
14) Los hombres con camiseta de tirantes o directamente a cuerpo gentil michelinesco. Casualmente, nunca huelen a gel de baño sino a porcino revolcado, por lo que el inevitable y húmedo contacto se antoja desagradabilísimo en grado vomitivo.
15) Los de la mochila. Ni se quieren gastar el euro del servicio de guardarropía, ni se fían de dejarlo en ningún sitio fuera del alcance de la vista, ni siquiera tienen la deferencia de dejársela entre sus pies. No. Mochilón a la espalda.
16) El conocido con el que has hablado un par de veces en tu vida que se pone al lado tuyo y te empieza a hablar con todos los decibelios del mundo, al que además no le entiendes nada y le dices a todo que sí y encima le huele el aliento a cerveza que mata. x Gabi Lombardo

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