El círculo permitido Con Baroja en el colchón (7)

6/12/17

"Muchas veces, en algún prado del país vasco, contemplo a una oveja o a un carnero que pasta la hierba verde y fina. El amo le ha atado una cuerda al collar. El otro extremo de la cuerda está sujeto a un poste o a un árbol.
El amo quiere que el animal no pise ni estropee toda su pradera y que coma sólo el césped que limita la cuerda como radio de ese círculo acotado, pero la oveja o el carnero rechazan tal limitación y estiran la cuerda desesperadamente para morder la hierba que se halla fuera del campo permitido. A veces la estira tanto que parece que el animal se va a ahogar, a veces si el extremo de la cuerda está sujeto a un poste y el carnero es fuerte, lo arranca de la tierra.
-¿Para qué forcejear así -diría un animal filósofo- si la hierba de fuera del círculo permitido no es mejor que la de dentro? Pero esto, ¿quién lo sabe? Unas veces será mejor, otras igual y otras peor.
La calidad de la hierba es lo de menos.
Una tendencia a salir así fuera del radio de acción es en el hombre el ansia romántica.
Salir fuera de lo conocido y lo trillado, representa en literatura el romanticismo; vivir dentro de lo conocido y de lo experimentado, es el clasicismo.
El escollo del romanticismo es la extravagancia; el peligro de lo clásico, el lugar común."

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