27/4/09
Patrick Wolf tiene 25 años. Jarvis Cocker, 45. Ambos tienen voces inconfundibles y un talento expansivo. Ambos comenzaron en la música muy jóvenes, y de forma valiente, arriesgada y no muy reconocida. Patrick, músico precoz que toca multitud de instrumentos, debutó con "Lycanthropy", al que siguió el fantástico disco de su consagración, "Wind On The Wires", con algunas canciones memorables. Su tercer capítulo, "The Magic Position" supuso un relativo parón a su ascenso meteórico, y en este 2009 lanza "The Bachelor", que nos devuelve al Patrick Wolf de los grandes momentos de su segundo álbum. La fea y agresiva "Battle" despistó como precedente del álbum, porque "Hard Times" es puro romanticismo exacerbado cabalgando sobre la ebriedad de unas cuerdas fascinantes; cuerdas que sobrevuelan por todo el disco, como en "Theseus", recién sacada de una película de nocturnos desiertos orientales. La grandilocuencia sentimental de "Damaris" te clava en el sofá, pero la electrónica preciosista de "The Messenger" te saca por la ventana en vuelo rasante. Ningún álbum de Patrick es fácil, ninguno se repite, ninguno se acomoda, pero cuando su talento se despliega, a lo grande o en pequeñas dosis, el flechazo es profundo. Y en "The Bachelor" hay varios flechazos emocionantes.
De Jarvis se debe esperar siempre todo, el golpe genial, la voz atractiva, la melodía brillante. Pero lo cierto es que desde 1998, año de "This Is Hardcore", es difícil rastrear en su obra la fascinación que ejerció en aquellos años 90. En esta década, sus proyectos, duetos y picoteos no han demostrado gran cosa. Su debut en solitario, "Jarvis" (2006) fue tibio, un disco sólo de momentos. Pero su segundo disco, "Further Complications" deja literalmente a cuadros. Venía precedido de buenos comentarios de cercanos de fiar, pero en realidad el disco es un bofetón para cualquiera que esperara al Jarvis de los buenos y viejos tiempos. Una hamburguesa cruda de rock grasiento, ¿qué pasa? ¿que grabar con Steve Albini equivale a sonar siempre así, incluso para el gran Jarvis?. Para Nirvana estaría bien, pero no para el de Sheffield. Áspero, sin inspiración, como si de repente le hubiera dado por juguetear con el glam-rock más desfasado y requetevisto. Su primer single es "Angela" a lo David Bowie pero sin chicha, como todo el disco. Irreconocible Jarvis en "Caucasian Blues", en "Pilchard", no digamos en las horrendas "Fuckingsong" y "Homewrecker!". Estamos a favor de que los artistas cambien de tercio, investiguen, no se atasquen y se repitan como el ajo, pero cambiar por cambiar, escupir un disco tan rastrero para un tipo con la clase que siempre tuvo Jarvis Cocker, no. Está claro que ha llegado a ese alto status de artista que hace lo que le da la gana, pero este disco no deja de ser una sorpresa desagradable que no hace más que añorar los tiempos pasados de este gran músico. x Matías Galli
De Jarvis se debe esperar siempre todo, el golpe genial, la voz atractiva, la melodía brillante. Pero lo cierto es que desde 1998, año de "This Is Hardcore", es difícil rastrear en su obra la fascinación que ejerció en aquellos años 90. En esta década, sus proyectos, duetos y picoteos no han demostrado gran cosa. Su debut en solitario, "Jarvis" (2006) fue tibio, un disco sólo de momentos. Pero su segundo disco, "Further Complications" deja literalmente a cuadros. Venía precedido de buenos comentarios de cercanos de fiar, pero en realidad el disco es un bofetón para cualquiera que esperara al Jarvis de los buenos y viejos tiempos. Una hamburguesa cruda de rock grasiento, ¿qué pasa? ¿que grabar con Steve Albini equivale a sonar siempre así, incluso para el gran Jarvis?. Para Nirvana estaría bien, pero no para el de Sheffield. Áspero, sin inspiración, como si de repente le hubiera dado por juguetear con el glam-rock más desfasado y requetevisto. Su primer single es "Angela" a lo David Bowie pero sin chicha, como todo el disco. Irreconocible Jarvis en "Caucasian Blues", en "Pilchard", no digamos en las horrendas "Fuckingsong" y "Homewrecker!". Estamos a favor de que los artistas cambien de tercio, investiguen, no se atasquen y se repitan como el ajo, pero cambiar por cambiar, escupir un disco tan rastrero para un tipo con la clase que siempre tuvo Jarvis Cocker, no. Está claro que ha llegado a ese alto status de artista que hace lo que le da la gana, pero este disco no deja de ser una sorpresa desagradable que no hace más que añorar los tiempos pasados de este gran músico. x Matías Galli
1 comentario
En general, coincido en Jarvis, aunque sí salvaría "You're In My Eyes" que se parece mucho a lo que hacía en los ochenta
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