27/2/13
A diferencia de Morrissey, que ya va por las 53 primaveras largas, Johnny Marr aún no se ha hecho merecedor de entrar en esta sección. Pero aún así lo incluimos, pues está a tan solo unos meses de cumplir la cincuentena.
Johnny acaba de editar oficialmente, y también curiosamente, el primer álbum en solitario de toda su discografía. Mientras Morrissey encadenó el éxito absoluto de los Smiths a su andadura personal, y cosechaba idolatría independientemente de la irregular calidad de sus trabajos, desde 1989 Johnny ha ido perdido entre colaboraciones y proyectos propios fallidos. Empezó muy bien, con Matt Johnson y sus The The y con Bernard Sumner en Electronic, pero a partir de ahí, desde luego no le llamaremos "el estresao". Vivir de rentas debe de estar muy bien, pero lo malo de Marr es que cuando le daba por aparecer nos daba un poco de pena recordar su época smith con su fantástico sonido de guitarra. Con The Healers se apuntaba al carro brit con más pena que gloria, y sus colaboraciones con The Cribs, Modest Mouse y tantos otros parecían llamadas de atención por parte de los grupos de presumir de 'ilustre'. Aunque fuera venido a menos.
Y como he dicho antes, Johnny saca disco exclusivamente a su nombre. Y, bueno, no hay demasiadas sorpresas. Las positivas son tres. Tres grandes canciones. Una, "New Town Velocity", que es una vuelta al pasado que brilla con luz propia, con su característico deje de guitarra limpia y melancólica. Y canta bien. Merece la pena, porque al menos, y después de muchísimo tiempo, una canción de Johnny Marr logra traspasar la piel. Dos, "European me", una canción que tiene nervio y efervescencia, aunque tales cualidades quizá se las deba un poco al "Penelope Tree" de Felt, a la que se parece un pelín gordo en el estribillo. Tres: "The Messenger", que da título al álbum y que, con su ritmo cadencioso y su riff clásico, con las escuchas va calando.
El resto, un reflejo de la carrera de Marr de los noventa y dos mil. Un par o tres de dignas canciones con oficio rockero ("Upstarts", "Lockdown", "Generate! Generate!"), y el resto, la mitad del álbum, olvidable un minuto después de escucharlo. De todas formas, aún con la balanza perdida, doy esta batalla ganada para Johnny Marr por recuperar el pulso en sus mejores canciones. x Matías Galli
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