24/9/16
Supongo que a cierta edad (como la mía), al hablar de ciertos grupos (como estos) los recuerdos no dejan escuchar con objetividad sus nuevos discos. Por eso es muy difícil diseccionar nuevas colecciones de canciones de grupos como Teenage Fanclub, Divine Comedy y Suede, porque son muchas las referencias sentimentales asociadas a ellos a lo largo de muchos años, y de lo que es peor, de los mejores años. Conciertos, canciones, noches con sus canciones, discos asociados a épocas, vivencias que no se dejan fácilmente olvidar.
Ya no vibro como antes con las canciones de Teenage Fanclub. Sin embargo, cuando suenan, aunque sean canciones totalmente nuevas, los reconozco a ojos cerrados y al momento. Y eso no es tan fácil (por mérito de ellos, no mío), sobre todo porque su estilo bebe del pop de hace muchísimos años, y sin embargo tiene toque personal. La primera escucha de "Here" (2016) es tibia, las siguientes crecen con autoridad. Al revés de lo más habitual, que es ilusionarse con un disco y sin embargo ver cómo se va diluyendo en tiempo récord, por demérito propio o por la enorme competencia y el fácil acceso a ella. El caso es que suenan "The darkest part of the night", "Thin air", "Live in the moment" y "I'm in the love" y te guardas esa opinión recurrente de "¿para qué habrán vuelto con lo bien que estaban quietos con todo lo que ya habían hecho"? Enésimo buen disco de Teenage Fanclub.
Todo lo anterior lo puedo suscribir también con The Divine Comedy, el grupo de Neil Hannon. Y sin embargo, toda la elegancia, la distinción, la excepcionalidad de su propuesta desplegada en "Foreverland", me llegan menos que en el caso de TFC. Será quizá que mis recuerdos asociados a ellos son de menos impacto, porque en realidad sus nuevas canciones siguen siendo tan buenas como siempre, inconfundibles, ni por un segundo, con nadie más en el vasto mundo musical actual. Pero ya no me arrastran hacia esa ensoñación romántica de crooner impecable. Cosas de la edad y de la subjetividad de los recuerdos.
Un capítulo aparte podría dedicar a Suede, pues durante cuatro años (1993-1996) y tres discos, los recuerdos asociados a ellos son tan vívidos para mí que incluso los puedo tocar con las yemas de los dedos todavía. Después de esos años vino un proceso de lento pero imparable desapasionamiento de ellos y de sus dos siguientes discos (1999 y 2002). Pero su resurrección en 2013 me alegró mucho, y creí ver en su disco buenas canciones, como las he visto en "Night thoughts" (2016), aunque no esté en el fondo seguro de si, al escuchar "Tightrope", "I don't know how to reach you", "Outsiders" y "What I'm trying to tell you", me gustan por sí mismas o por los leves recuerdos que me traen, al recibir la voz en plena forma de Brett Anderson, de aquellas antiguas canciones que me llegaron tan profundo.
En cualquier caso, el reencuentro con Teenage Fanclub, con The Divine Comedy y con Suede me ha dejado un regusto dulce, bonito y evocador. x Fernando SoYoung
1 comentario
A mi me gustan más por todo lo que me recuerdan
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