The Candyskins Miradas al pasado (18)

15/1/17



 The Candyskins
 x Fernando SoYoung. Publicado en la sección "Plásticos modernos" de la revista El Pez que Todo lo Ve, en julio de 1998.

Si dentro del mundo del pop se concediera algún premio a la constancia, la autoconfianza o a la defensa de las propias posibilidades contra viento y marea, uno de los nominados sería sin duda el quinteto de Oxford The Candyskins. Porque el grupo formado por Karl Shale, Mark Cope, Nick Burton, John Halliday y Nick Cope lleva ya un puñado de años sin cejar en el empeño de que su pop fresco y transparente sea escuchado y aceptado por un gran núcleo de personas, algo que rozaron en los primeros noventa al lograr cierta repercusión con algún notable single. Pero es ahora, y por esos avatares que sólo el destino es capaz de originar, cuando el grupo está viviendo una segunda juventud, y más esplendorosa si cabe que la primera.

The Candyskins, curiosamente, siempre han tenido una muy buena aceptación en Estados Unidos. Quizá por ello Geffen Records se fijó en ellos y los incluyó en su nómina de bandas pop de guitarras, aunque la relación, echando la vista atrás, se pueda catalogar de fructífera sólo a medias. Los de Oxford no alcanzaron sus objetivos y su salida de la multinacional americana fue cantada tiempo antes de su consumación. Desde aquí todo fue un volver a empezar, que ellos han conseguido con fuerzas renovadas. El pequeño sello Ultimate (en España distribuido por Mastertrax) se fija en ellos en el 96 y no les deja escapar: “Get On” fue el primer fruto en común en forma de single, un eufórico tema con un estribillo pegadizo y unas contundentes guitarras. Tras la aparición del single, Space les invitan a tocar con ellos en su gira y, cuando Dodgy les ven tocar con Space, les contratan para la suya: todo un compendio de buenos augurios para el cercano futuro.

A “Get On” le siguió “Circles”, otra jovial y maravillosa canción que evoca el lado amable de la vida, esos gramos de felicidad que todos hemos conocido fugazmente alguna vez. El tercer single no tardó en llegar con el nombre de “Mrs. Hoover” y su contagiosa e imparable melodía sentimental, una confirmación del estado de gracia de sus compositores que aceleraba la impaciencia por disfrutar del álbum largo venidero, al que aún le faltaba un último preludio, el más grande: la deliciosa “Monday Morning”, una extraordinaria y deslumbrante composición de pop atemporal e inmediato, una agridulce invitación a soñar con esplendorosos paraísos de sensaciones infinitas, desde su mismo nacimiento convertida en un clásico del pop de toda la vida y su mejor canción hasta la fecha gracias a una sublime melodía que se hace acompañar de unas armas infalibles cargadas de arreglos meticulosos, sección de viento exquisita y la bonita voz de Amelia Fletcher del grupo Heavenly flotando por los horizontes de sus notas. Ni que decir tiene que “Monday Morning” fue el perfecto anticipo para “Sunday Morning Fever”, un disco vibrante, intenso y adictivo, en donde además de las gemas ya presentadas en formato single, The Candyskins se muestran infalibles en el terreno melancólico-romántico con “Hang Myself On You”, la sobrecogedora y arrebatadora “Car Crash” (otra cumbre pop), la aérea y sensible “Help Me”, la más recogida “Face The Day” o la conmovedoramente lacrimal “In My Hair” que cierra el álbum. Todo ello sin dejar de lado el lado más juvenil y eufórico con la sudorosa y adhesiva “24 Hours” y la saltarina y rítmica “No No No”. The Candyskins recogen con impagable talento los elementos más imprescindibles del pop, y en diferentes momentos pueden llegar a evocar -estando a su altura- a grandes bandas de pop templado como Teenage Fanclub (“D.R.U.N.K.”), propuestas arrolladoramente jóvenes como Supergrass (la citada “24 Hours”) o a los mismos Blur de los divertidos tiempos de “Parklife”.

Versátiles, apasionados, impetuosos e intimistas, así suenan los Candyskins de finales de los noventa con un álbum perfecto para entrar con buen pie en éste y en cualquier verano venidero. 

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