27/3/19
"En un artículo sobre Lorca, Jorge Guillén habla de la efervescencia intelectual de España hacia el año 1933. Tres años después, la catástrofe. Todas las épocas intelectualmente fecundas anuncian desastres históricos. Nunca el conflicto de las ideas, las discusiones apasionadas que comprometen a una generación se limitan al ámbito del espíritu: ese hervidero no presagia nada bueno. Las revoluciones y las guerras son el espíritu en marcha, es decir, el triunfo y la degradación final del espíritu".
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