21/6/20
"Tributo a Woody Allen" fue publicado en So Young #5, enero de 1996.
Sin ser un Errol Flynn
ni tampoco la Rudi
nació en el 35
un genio llamado Woody.
"De pequeño sabía que podía hacer reír a los demás. Lanzaba ocurrencias divertidas en clase y contaba chistes en el recreo. La mayoría me los inventaba. Si alguien me pide que analice mi éxito como cómico, no sabría qué responder, es algo que entra en el terreno de lo intrínsecamente imposible".
Reconoces tu torpeza
al tratar a las mujeres
pero no he visto ni dos veces
que te quedes sin pareja.
"En el fondo, todos estamos tras la chica y con miedo a morirnos. La gente me observa en la pantalla, me ve citándome con una chica, saliendo con ella sin dejar de meter la pata, intentando besarla torpe e infructuosamente, y se ríe porque piensan: 'Oh, Dios bendito, a él también le pasa lo mismo' y creen que se ríen de mí, pero se ríen de sí mismos. Y eso, en el fondo, les gusta".
"Comencé a leer a los 17 años, cuando empecé a salir con chicas, y como yo era un inculto, no podía mantener una conversación con ellas. Eran mujeres seductoras, inteligentes, que leían mucho, y yo no las podía seguir. Esa fue la única razón que me impulsó a leer, a pesar de que la lectura no me interesaba en absoluto. Compréndalo, jamás había visto a mi padre o a mi madre con un libro en la mano".
Ah neurótico sin par
tú convives con pastillas
y siempre vas al psiquiatra
por salir de tus casillas.
"Aparentemente, no hay un motivo especial para que yo sea el tipo neurótico que soy. Lo mío debe de ser una insatisfacción genética con las cosas. Hoy, después de veinte años de psicoanálisis freudiano, lo único que he conseguido es reducir las sesiones de cinco a tres a la semana".
Y para que quede impoluto
el nombre del anfitrión
acaba aquí mi tributo
a este hombre sin parangón. x Crackity Jones
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