24/9/20
Había oído hablar mucho de Virginie Despentes pero no he leído sus libros, así que me enfrentaba a la serie "Vernon Subutex" sin tener ninguna idea preconcebida (más allá del gran éxito de su autora y su aura polémica).
Pero en realidad, lo que me ha hecho acercarme a esta serie fue el conocer el hecho de que su protagonista había tenido una tienda de discos. Ese pequeño detalle, que me trae tantas cosas a la memoria, fue suficiente. Y claro, se sobreentendía que en los nueve capítulos la música iba a tener una importancia preponderante, como así es. A lo largo de esos capítulos, muy digeribles al tener la duración de poco más de media hora cada uno, escuchamos con gran deleite canciones, de fondo o con protagonismo, de Jonathan Richman, Alex Cameron, Karen Dalton, Suicide, Cigarettes After Sex, Mink DeVille, Janis Joplin, Sonic Youth, Devo, The Jesus & Mary Chain, Daniel Darc, Kid Loco, Ramones, Kim Wilde, The Undertones, Poni Hoax, The Raveonettes, Vitalic, New Order, Chavela Vargas y Spiritualized, entre bastantes otros.
Con esta base musical, la historia entra mejor. Vernon Subutex, dueño de una tienda de discos en los años noventa en París, aparece en la actualidad sin tienda, desahuciado de su piso y sin familia en la que apoyarse. Empieza a visitar a sus antiguos amigos de farras buscando alojamiento y compañía, pero no hay mucho hueco para él en sus actuales vidas, por lo que se convierte en un vagabundo urbano. La muerte de su amigo y músico famoso Alex, que le deja en testamento tres cintas de vídeo con alguna clase de información privilegiada, será el elemento clave de la trama.
El conocido Romain Duris se encarga de encarnar a Vernon, pero lo mejor de la serie son las actrices, entre las que hay que mencionar especialmente a Céline Sallette y Florence Thomassin, espectaculares las dos.
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