19/7/22
"Watch my moves" es ya el noveno disco del estadounidense Kurt Vile, y vuelve a convencer con ese particular y la vez tan reconocible indie folk rock y de ese perezoso deje de voz que tan bien entra en cualquier situación, algo bien difícil si además estamos hablando de un disco de quince canciones y de una hora y cuarto. // Otro veterano con multitud de discos a sus espaldas y que nunca defrauda es Andrew Bird, que en "Inside problems" vuelve a hacer lo que mejor sabe, encajar sus cabriolas de voz con esos sonidos minimalistas y esos instrumentos inhabituales acompañados de sus característicos y ya entrañables silbidos. Fan de Andrew ayer, hoy y espero que siempre. // Como también fan desde hace ya veintiséis años, que es lo que hace de su disco de debut, de los perros viejos Placebo, que dominan ya perfectamente el piloto automático y les basta y les sobra con un puñadete de buenas canciones y por supuesto, la inimitable voz de Brian Molko, para seguir metiéndose a sus seguidores en el bolsillo, una vez más. Como por ejemplo, en la épica y fabulosa "The prodigal", mi favorita de su "Never let me go".
Pequeño capítulo aparte merece Sharon Van Etten, que destaca entre la gran remesa de grandes cantantes y compositoras norteamericanas con "We've been going about this all wrong", su sexto álbum que supura madurez por todas partes. Está en su mejor momento, y eso es mucho decir con la gran carrera que atesora.
En el apartado de los grupos con menos bagaje histórico y por tanto más juventud, destaco al trío de Brooklyn Colatura, al que llegué a través de su encantadora canción "The met" a su no menos brillante disco largo "And then I'll be happy". Como reza el tópico, un soplo de aire fresco. // Swiss Portrait es el proyecto unipersonal del escocés Michael Kay Terence, que se marca un estupendo disco de seis canciones a lo do it yourself, y barato no sé, pero bueno y bonito le ha salido su "Safe house". // Quizá uno de los mejores discos, no ya de estos cien días, sino de todo el año, sea el "89 memories" de My Raining Stars, proyecto del francés Terry Haliniak y que, gracias a sus referencias, su sonido, su querencia hacia la época 1988-1992, es decir, C86, Sarah Records y shoegaze, se me hace irresistible. La nostalgia es una poderosa arma contra la que es difícil enfrentarse... y ganar. // De Day Wave ya hablamos aquí hace tiempo a cuenta de su debut "The days we had". Cinco años después vuelve con "Pastlife" y la espera ha merecido la pena: su indie-dreampop sigue proporcionando deliciosas piezas de esas a las que le sientan tan bien adjetivos como, por ejemplo, luminosas e imperecederas. // Los californianos Fashion Club tiran hacia otro lado, pero igualmente atractivo para quien guste de sonidos más oscuros vertiente ochentera, con voces profundas -casi cavernosas-, que brillan en "Scrutiny": post-punk-goth-rock muy interesante para amantes de la época y el género. // Por último, la banda conocida como Sipper (que es Joe Beerman, de New York) lleva ya unos años perseverando con un montón de EPs y singles de indiepop que sigue la estela de los grupos que él mismo designa como favoritos: Porches, The Drums, Ariel Pink... Lo cierto es que su "Pink songs 2" es contagioso y muy entretenido, y yo no le pido más.
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