Subrayadas de verano (II) Subrayadas (155)

31/8/23

"Pequeñas desgracias sin importancia" (Miriam Toews)

Cuando mi madre fue a la universidad y estudió Psicología, aprendió que el sufrimiento, da igual que se padeciera hace muchísimo tiempo, es algo que se transmite de generación en generación, como la flexibilidad, el garbo o la dislexia. Mi abuelo tenía unos grandes ojos verdes y siempre, por detrás, incluso cuando sonreía, andaba proyectando oscuras escenas de matanzas, de sangre sobre nieve.

En estos momentos nos hallamos en plena guerra de desgaste, aunque la libramos sobre todo a través de mensajes y correos, como hacen los amantes modernos.

Dan quería que me quedara. Yo quería que Elf se quedara. En este mundo todos peleamos con alguien para que se quede. Cuando Richard Bach escribió lo de «Si amas a alguien, libéralo», no podía estar pensando en los seres humanos.

Por lo visto ahora hay quien caza tórtolas y se las come. ¿Tú te lo puedes creer? Cuando me enteré, me sentí igual que cuando me dijeron que había muerto Joe Strummer. Cuando tienes quince años y te levantas por la mañana con tórtolas cantando y The Clash, sabes que estás en el Cielo. Pero, bueno, ahora Joe Strummer está muerto y la gente come tórtolas. ¿Qué dice esto sobre la infancia de una? ¿Quién queda para conducirnos fuera del desierto?

Responder o no al teléfono se ha convertido en todo un símbolo de la capacidad de mi hermana para lidiar con la vida.

Los infartos los provoca el dolor que da recordar.
¿O un infarto lo provocan las arterias obturadas y la grasa de los michelines y la manía de beberte doce latas de cerveza al día y las grasas transgénicas, y no rememorar el dolor, el horror y la pena insoportable? Porque puede que lo uno cause lo otro.

"El bello verano" (Cesare Pavese)

En aquellos tiempos siempre era fiesta. Bastaba salir de casa y atravesar la calle para volvernos locas, y todo era tan bonito, especialmente de noche, cuando al regresar, muertas de cansancio, esperábamos que aún sucediese algo.

"Una semana en el motor de un autobús" (Nando Cruz)

Pero, ¿todo eso era un mismo camino? Un día crees entender que la senda que tomas para crear avanza en la misma dirección que la que te lleva al exceso, a experimentar situaciones límite, y que tomar un camino significa irremediablemente ir también por el otro; que para crear algo único tienes que ponerte en una situación límite. Ves a tus ídolos psicodélicos y lo entiendes exactamente así. Otro día, en cambio, dudas y ves que aunque avancen paralelos, llega un punto en que se bifurcan y que para sobrevivir en el primero (el del arte) hay que renunciar al otro (el del exceso). Ves a tu amigo y entiendes que es más bien de este otro modo. El mapa es muy confuso. Es más bien un espejismo cambiante. Y no siempre tienes claro dónde pisas.

El grupo estaba aún en fase de reconstrucción. Y, por lo visto en su concierto de Barcelona, el proceso no podía darse por concluido. Y luego estaba el problema de Florent. Como decía Eric, lo mirabas a los ojos y veías que la luz de la casa estaba encendida, pero que dentro no había nadie.

"Primera persona del singular" (Haruki Murakami)

No pensar en nada es una tarea mastodóntica, no accesible a cualquiera.

La perplejidad de cumplir años no reside en el hecho mismo de cumplirlos. Ni siquiera en cruzar esa borrosa línea a partir de la cual, al no haberse dado uno cuenta del paso del tiempo, se le priva del trato de joven para empezar a reverenciársele como respetable anciano. No, no es eso lo que a mí más me desconcierta del irreversible discurrir de los años. Aquello que de verdad me resulta pavoroso es observar cómo envejecen los demás ante mis propios ojos.

"Confesión" (Lev Tolstoi)

La fe que me fue transmitida en la infancia me abandonó de igual manera que a otros, con la única diferencia de que, como yo comencé a leer y a pensar mucho a una edad temprana, mi abjuración de la fe se dio muy pronto y con total discernimiento.

Mis acciones, sean las que sean, tarde o temprano caerán en el olvido, y yo ya no existiré. ¿A qué viene afanarse, pues?

Los que estamos convencidos de la necesidad del suicidio y no nos decidimos a llevarlo a cabo, ¿qué somos, si no los hombres más débiles e inconsecuentes y, hablando con franqueza, los más estúpidos, que se enorgullecen de su estupidez como un niño lo haría de su juguete nuevo?

Mi posición era terrible. Sabía que no encontraría nada por la vía del conocimiento racional, salvo la negación de la vida, mientras que en la fe no encontraría nada salvo la negación de la razón, que era aún menos plausible que la negación de la vida.

0 comentarios: