8/11/06
Los eternos auges y caídas
Todos hemos visto, y no una vez, las comedias estrella de Hollywood de los años 50 y 60. Por eso encontrarte un día con una película de hace casi cuarenta años, filmada por un director de los más prestigiosos y unos actores de categoría contrastada y que haya pasado casi de puntillas por la Historia del Cine, es una sorpresa, pero que encima esa película se convierta en una de las más clarividentes, penetrantes e intuitivas en el género de la comedia agridulce que hayas visto, el descubrimiento se convierte por lo menos en fenómeno quimérico.
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“-No parecen muy felices.
-¿Por qué van a parecerlo? Acaban de casarse”.
Éstas son las primeras palabras con las que empieza esta cautivadora película de Stanley Donen (traducida al castellano como "Dos en la carretera") fechada nada menos que en 1967, acerca de la complejidad de las relaciones (¿estables?) de pareja. Visionaria, irónica, hiperrealista a veces, sensible...la burbuja de deleite que crea esta cinta protagonizada por Audrey Hepburn y Albert Finney empieza por los ojos, con esas magníficos escenarios naturales de la ciudad de París, de Saint-Tropez o Niza, y sigue con la –como siempre- exquisita música de Henry Mancini.
-¿Por qué van a parecerlo? Acaban de casarse”.
Éstas son las primeras palabras con las que empieza esta cautivadora película de Stanley Donen (traducida al castellano como "Dos en la carretera") fechada nada menos que en 1967, acerca de la complejidad de las relaciones (¿estables?) de pareja. Visionaria, irónica, hiperrealista a veces, sensible...la burbuja de deleite que crea esta cinta protagonizada por Audrey Hepburn y Albert Finney empieza por los ojos, con esas magníficos escenarios naturales de la ciudad de París, de Saint-Tropez o Niza, y sigue con la –como siempre- exquisita música de Henry Mancini.
Superponiendo en flashbacks las escenas de varias de las épocas que vive la pareja formada por Mark y Joanna, la trama transcurre a través de ese extraño y a veces incomprensible proceso del amor que comienza con las mariposas en el estómago y termina con el desencuentro y la discusión, pasando por la rutina (¿no es acaso el dilema entre aburrimiento emparejado o soledad cruel una de las claves de la vida sentimental?) y otros mil y un estados y situaciones como el paso de la euforia inicial al estado de “felicidad tranquila”, el nacimiento de un hijo, la infidelidad, etc.
Sin afectación y con pulso firme, esta honesta historia de sentimientos se adhiere al corazón como una calcomanía imborrable, con ese alma y esa estética lógicamente sixtie (y pop), pero más actual, reflexiva y emocional en el trasfondo narrativo que casi todo el cine de autor de hoy. Un pequeño tesoro para estudiosos y analistas del amor imperfecto. Fernando SoYoung, 2005
2 comentarios:
bully!!!!!!!!!!!!
hoy Josh Roushe
domani wedding present!
el sabado Kraftwerk&Ice Cube!
esa zaraguaza!!!
Me parece genial el diálogo inicial de "Dos en la carretera"... Punzante a más no poder.
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