En breves

28/10/07

1
Me acerco a mi cama recién hecha.
Levanto la cubierta para acostarme y sobre la blanca sábana hay un sistema circulatorio en funcionamiento.
El corazón se agita en el centro del contorno humano apenas insinuado por las venas. Me acuesto a su lado para no dormir solo.

2
Desconocidos arrastran sillas sobre mis venas. Hay muchos invitados buscando su sitio en la mesa. La Orquesta ya está tocando. Alguien camina lentamente empujando una silla y mi sangre no está sorda.
Tiembla el techo, se bambolean las lámparas iluminando, hora sí hora no, el mecánico discurrir de mi sangre insomne.

3
Me despierto asustado, e instintivamente, como si hubiese convertido en una tortuga, mis brazos, piernas y cabeza se introducen en mi torso.

4
Han descubierto que no duermo y del piso de arriba oigo pasos que se acercan. Cuando entra el anestesista le pregunto si podré morir despierto.

5
¿Dónde me sufro ?
¿Dónde duelo ?

6
Imaginaba como dos gotas de agua mi primer aspecto y el último.
Mi semblante hundiéndose en la apacible oscuridad de mi dorso.
Mi primer aspecto vino a verme una noche, durmió a mi lado y a la mañana siguiente se había marchado.
A partir de aquella noche empecé a echar de menos cada mañana alguna de las facetas o cualidades que me hacían ver el hombre que yo siempre había conocido.
Hasta que un día perdí el valor de despertar por mí mismo.

7
Me convenzo por fin de que estoy bien y caigo, por fin, quieto y con los ojos cerrados, en la noche.
Y llego al nuevo mundo del sueño como el hijo de una mujer que sólo puede dar a luz su sombra.

8
Asomado a la ventana de un dormitorio infantil veo un hombre y una mujer haciendo carantoñas a un niño sin boca. Están intentando darle la papilla.

9
Aquel hombre temeroso, aquel hombre reservado y siempre a la defensiva ha muerto.
Al abrir su cuerpo encontraron alambre de espino rodeando su esqueleto.

10
Nos enamoramos profundamente un invierno y nos amamos intensamente y el uno al otro.
Pasó el tiempo y de las mentiras y de la infidelidad llegamos al intento de asesinato. Hasta colmillos nos salían para sorbernos la sangre.
Cuando hacía calor nos daba la impresión de que el otro había desaparecido a pesar de estar ante nuestros ojos.
Y pasó el tiempo y nos volvimos a enamorar profundamente un invierno y nos volvimos a amar intensamente y el uno al otro.
Y volvió a pasar el tiempo y de las mentiras e infidelidades llegamos al intento de suicidio. Volvieron a salirnos colmillos y nos despertábamos con restos de sangre en los labios. Cuando hacía calor descolgábamos el teléfono y no nos saludábamos si nos encontrábamos por la calle.
Cuando se acercaba el verano nos habíamos entregado ya totalmente, el conocimiento mutuo era profundo. Entonces era inevitable el odio.
Y pasó el tiempo y el frío vino a reconfortar nuestro ánimo y nos volvimos a enamorar un invierno y ya sólo existimos unos meses del calendario y nos amamos intensamente y el uno al otro, sólo en invierno. x Sergio Algora (publicado en So Young#15, diciembre 1998).

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