18/9/08
- Este espejo adelanta, -dice Michel recién levantado.
- ¿Cómo que adelanta? - contesta Isabelle desde la cama.
- Pues que va adelantado, estoy seguro. Y por lo menos dos años.
- Habrá que llevarlo al espejero, entonces, a que lo ponga en fecha. Pero yo no lo había notado, serán manías tuyas.
Michel, veintiséis años mayor que Isabelle, sigue en sus trece. No en sus trece años, sino en su razonamiento, empecinado como Juan Martín.
- Te digo que en el espejo del otro dormitorio no tengo esas ojeras ni esas arrugas en la frente.
- Bueno, si tú lo dices... Pero yo te veo de maravilla, replica ella, mirándole en el espejo.
Él sabe que no es cierto, que desde que llegó el crío al grupo ella está distante y menos cariñosa que de costumbre. Se está cansando de él, el atractivo de la madurez y la experiencia se ha convertido en hastío e indiferencia.
- Coge el arma, lo haremos hoy -exclama repentinamente Michel.
- ¿Hoy?. Pero si está todo preparado para mañana. ¿Y los demás?.
- Lo haremos tú y yo. No necesitamos a nadie más. Luego cogeremos el avión a Argelia, ya he hablado con Max.
- Nos buscarán, y nos encontrarán. Estás loco. No cuentes conmigo.
Isabelle salió por la puerta. Michel lanzó su pistola contra el espejo averiado, y del arma salió un disparo fortuito que asesinó a su reflejo.
Una sonrisa se esbozó en su rostro. Corrió a buscar a Isabelle. x Bárbaro Pacífico
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