23/11/08
The Ladybug Transistor
Centro Cultural Matadero. Huesca, 22 de noviembre.
Son una debilidad. Hablo de grupos como The Ladybug Transistor, que jamás ganarán dinero con sus discos para vivir holgadamente de la música, ni saldrán en ninguna portada de gran tirada. Pero ahí están, reuniendo a un buen puñado de personas de esas raras que, interrogadas por algún conocido o pariente a citar el concierto que van a ver, y contestando con toda naturalidad su nombre, reciben esas muecas entre incredulidad y suficiencia despectiva: "¿A quiéeeen?".
Pues a Ladybug Transistor, un grupo neoyorquino de pop muy especial compuesto en directo por seis personas que usan las trompetas como un elemento más de la banda, que disfrutan de la voz carismática y elegante de Gary Olson, que se entregan tocando sus canciones como si defendieran a capa y espada el secreto de que hay que disfrutar cada segundo de tu vida, y cuya simpatía en el escenario y con la interactuación con los que miramos, hacen que nos vayamos del lugar con una mueca de alegría. Y más cuando a la salida del recinto los tienes hablando con todo el mundo sobre sus discos, sus camisetas y sus chapicas. Esencia indie, tan barata como inextinguible y única. x Crackity Jones
Centro Cultural Matadero. Huesca, 22 de noviembre.
Son una debilidad. Hablo de grupos como The Ladybug Transistor, que jamás ganarán dinero con sus discos para vivir holgadamente de la música, ni saldrán en ninguna portada de gran tirada. Pero ahí están, reuniendo a un buen puñado de personas de esas raras que, interrogadas por algún conocido o pariente a citar el concierto que van a ver, y contestando con toda naturalidad su nombre, reciben esas muecas entre incredulidad y suficiencia despectiva: "¿A quiéeeen?".
Pues a Ladybug Transistor, un grupo neoyorquino de pop muy especial compuesto en directo por seis personas que usan las trompetas como un elemento más de la banda, que disfrutan de la voz carismática y elegante de Gary Olson, que se entregan tocando sus canciones como si defendieran a capa y espada el secreto de que hay que disfrutar cada segundo de tu vida, y cuya simpatía en el escenario y con la interactuación con los que miramos, hacen que nos vayamos del lugar con una mueca de alegría. Y más cuando a la salida del recinto los tienes hablando con todo el mundo sobre sus discos, sus camisetas y sus chapicas. Esencia indie, tan barata como inextinguible y única. x Crackity Jones
"Always on the telephone"
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