Low Cost, fast food, young blood 2ª parte

26/7/10

Desde siempre, ese punto de inaccesibilidad de algunas bandas ha sido la clave para que en su día, fuéramos asiduos de los festivales (ahora no tanto, porque también quedan muchas menos bandas por ver por primera vez). Es difícil que, si no estás en Madrid o Barcelona, tengas la oportunidad de ver a determinados grupos. Y como en tantos otros sitios (en Santander también prometía el suyo con Belle & Sebastian), en Benidorm este fin de semana había uno de esos pequeños festivales con unos cuantos nombres interesantes, y como reza su nombre, Low Cost, a buen precio.

Por supuesto, la aglomeración fue una tónica predominante como se esperaba por el sold out previo. A las 3 de la tarde del viernes se iniciaba nuestra aventura. Salir de trabajar, coger el coche y tirar millas rumbo a la costa alicantina, para intentar llegar a ver, a las 21,50, a Love Of Lesbian, una banda ya vista varias veces pero cuyo directo siempre apetece volver a presenciar. Nada más lejos de nuestra previsión lo sucedido. Las retenciones a la entrada de la ya de por sí atascada ciudad de Benidorm, la complicada llegada al hotel, la distancia al recinto de conciertos (pastizal en parking público y en taxis a añadir al precio barato que al final no lo fue tanto) hizo que, con la lengua fuera, llegáramos al parque de L’Aigüera a las 23,40 horas, justo para el comienzo de Editors. Adiós pues, además de a L.O.L., a apetecibles bandas como Aluminum Babe, Cohete, Planetas, These New Puritans y Napoleón Solo, ya para empezar a hablar.


Editors
confirmaron el crédito previo que traían, por lo que se convirtieron en Creditors rápidamente. Las ganas de llegar y el buen sonido convirtieron esta primera actuación en una entrada por la puerta grande, aunque evidenciaron que hay demasiada diferencia de aceptación y nivel entre las canciones de su primer disco (las magnificadas por un público entregado “Munich”, “All Sparks”, “Lights” o “Blood”) y las de los dos siguientes, quizá salvo para nuestro compañero improvisado de concierto que gritaba sin descanso entre canción y canción la soflama “¡Da-me-la-pa-pi-lla!”, solicitando que sonara el primer single de su último álbum “Papillon” canción bandera del evidente cambio de sonido (poco convincente a pesar de las buenas ventas) que ha experimentado el grupo recientemente.

Sin movernos mucho del sitio, vistas las importantes distancias entre escenarios, esperamos la llegada de The Raveonettes, después de haberlos visto este mismo mes de febrero pasado. Y, pese a nuestra devoción por ellos, de los grandes nombres fueron los evidentes perdedores del festival. ¿Por qué? Primero por sus 55 rácanos minutos (que no sé de quién es culpa, pero es incomprensible), y después, porque me sigue pareciendo que sus canciones en directo pierden muchos matices entre la maraña de distorsión de su sonido afilado. Tampoco la selección de canciones fue la mejor, aunque ni aún así nos resistimos a su impronta marychain ni al pelocasco de Charín.

Otros damnificados del trajín de horas y escenarios fueron Tokyo Sex Destruction y Los Coronas: el bagaje final del día dejaba más sensación de lo perdido que de lo aprovechado. Niños Mutantes, una vez acabada la programación del escenario grande, que por cierto era la plaza de toros del lugar, abarrotaron el segundo escenario, aunque a saber cuántos fueron por ir y cuántos deseaban de verdad verlos, a pesar de ser ya unos clásicos en el pop español. Más novatos, pero también con más público seguramente del que hayan tenido nunca, los que lideran, es decir, The Leadings, provenientes, como se encargaron de recordarnos no una sino varias veces, de la cercana Murcia, descargaron un destacado arsenal de melodías pop bastante escondidas en un sonido eminentemente electrónico de clara orientación bailable, lo cual, obviamente, tuvo en este lugar una aceptación más que destacable. Seguro que se fueron a casa (o a celebrarlo aunque fueran ya más de las 5) más contentos que unas castañuelas en su noche de gloria festivalera.

Y así quedó el viernes, con un bagaje bastante pobre por los problemas que tuvimos para llegar y por el pisoteo de unas bandas a otras en sus respectivos escenarios.

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