28/3/14
Uno de mis obsesivos sueños en la infancia era imaginar la existencia de un doble exactamente igual a mí en el hemisferio sur. Tan idéntico como la imagen que devuelve el espejo. Seguramente Freud tendría una explicación certera.
En la creación musical es inevitable establecer similitudes, nuestro aprendizaje como animales tiene un gran porcentaje de imitación. Es fácil encontrar parecidos a nuestros preciados grupos, y en lo que llevamos de año han llegado a nuestras manos tres discos que podíamos haber apartado al calabozo de burdos imitadores; o como hemos hecho, ensalzarlos en la difícil tarea de especialistas en escenas arriesgadas.
Su parecido a las mejores etapas de bandas que nos gustan mucho es tan evidente y abrumador que preferimos pensar en que se tratan de sus dobles del hemisferio sur, que han tomado el relevo para mantener la calidad y la atracción de sus seguidores, mientras el hemisferio norte divaga en su opulento diván. x Simón Zico
NO. “El Prado”.
Es el primer LP de la banda de California, desde su debut en 2011. Por favor, un redoble antes de conocer su parentesco: suenan a The National, a Interpol y a todos los primos que nos devolvieron el gusto por las voces cavernosas y atmósferas existencialistas en la década pasada. NO han sabido condensar en las canciones de “El Prado” lo mejor de todo su árbol genealógico, pues parecen sacadas de un congelador vital.
Dead Combo: “A Bunch Of Meninos”.
El dúo portugués realiza una apuesta sonora que necesita más tiempo y dedicación para emparentar. Amantes del sonido “western” de Morricone y marcados por su denominación de origen: el fado. El resultado, paisajes excitantes e increíbles, tex atlántico. Inevitable acordarse de los Calexico instrumentales y de su colaborador excepcional, Marc Ribot.
Weeping Willows: “The Time Has Come”.
En el año 1997 editaron los suecos su primer disco, y parece que con nosotros se cumple su título: “el tiempo ha llegado”. Pues sí, ha llegado su hora. Una mezcla elegante de arreglos orquestales para canciones agridulces capaces de domar la euforia de metales y cuerdas. ¿Les suena? The Walker Brothers, Divine Comedy, Richard Hawley y Jack podrían discutir sobre la partitura. La voz de Magnus Carlson nos guía a lugares añorados, con elegancia y en un disco sin fisuras. Lugares abandonados por los “originales”, que se fueron diluyendo en el reto de cada disco, y su impacto decreciendo en nuestra memoria.
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2 comentarios:
Simón, espectaculares descubrimientos. La épica orquestal de Weeping Willows es apabullante. También tienen un punto Cousteau.
Y NO (vaya nombre) es verdad que se parecen mucho a The National, pero las canciones son tan buenas que da igual.
Esperamos más joyas de este calado
El Cousteau es nuestro!!
Pronto más joyas seguro.
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