Fernando Alfaro/Joaquín Pascual: dos chavales al alza Postales desde el asilo (63)

13/11/15

Fernando Alfaro: 52 años. Ha publicado en 2015 el disco "Saint-Malo". 
Joaquín Pascual: 51 años. Ha publicado en 2015 el disco "Una nueva psicodelia".

Cuántos años ya escuchando todo lo que van haciendo Fernando Alfaro y Joaquín Pascual. Diría que son como los McLennan/Forster albaceteños, siempre haciendo cosas interesantes juntos o por separado, siempre con la música en las venas. Son dos cantantes imperfectos, más bien dos cantantes susurrantes, pero también son dos compositores con universos muy personales y a la vez reconocibles en su particularidad. Después de la reciente reunión temporal de Surfin’ Bichos, Fernando y Joaquín siguen con su carrera en solitario donde la dejaron. Alfaro con la continuación de “La vida es extraña y rara” (cuatro años han pasado ya desde entonces), Pascual con el siguiente paso de “La frontera” (2012). Y ambos nos dejan gratas sensaciones con sus discos recién editados este año.

“Saint-Malo” de Fernando Alfaro, nos presenta al gran letrista de siempre, in-genio puro, quizá con un punto menos de aspereza en lo musical y rozando el cielo en algunos momentazos pop. El comienzo del disco con “Velero” es delicioso. Le siguen “Saariselkä Stroll” y “Tempus fugit”, de lo mejor del disco también y conformando un tripleta inicial que nos descubre a un Fernando Alfaro rozando los mejores momentos de su vida musical. Las otras destacadas son, para mí y ya hacia el final del álbum, “La luna aplastada” y “La eternidad”, titulazos para dos grandes canciones. Sin lugar a dudas, este es un reencuentro con el mejor –o cerca del mejor- Fernando Alfaro, lo que es mucho y merecido decir.
Y si “Saint-Malo” es un disco que sigue la línea de siempre de Fernando Alfaro, “Una nueva psicodelia” nos destapa otro paso majestuoso y poco acomodaticio de Joaquín Pascual. En su caso, el adjetivo que mejor le va al disco, aunque sea manido, es el de hipnótico. Porque de principio a fin, este disco está repleto de sonidos lunáticos, de preciosas maquinitas, de sinuosas canciones llenas de sorpresas que acarician y sobresaltan, un auténtico mundo selvático por explorar en cada canción. Solo son nueve canciones porque algunas de ellas son largas, por encima de los seis minutos, y como en el disco de Alfaro, he encontrado lo mejor del disco al principio y al final –con permiso de la espectacular “Me lleva el aire” y “El misionero”- : “Una nueva psicodelia” y “Rick y Rachael” son totalmente fascinantes, aunque en realidad todo el álbum discurre como una banda sonora en la que parece que una canción no tenga sentido sin la anterior y sin la siguiente.

En fin, un gran año para los seguidores y admiradores de Fernando Alfaro y de Joaquín Pascual, de Surfin’ Bichos, de Chucho y Mercromina. Parece que tenemos a estos músicos para rato, y es una gran alegría. x Fernando SoYoung

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