29/10/20
El odio no es ausencia de amor. La ausencia de amor es
indiferencia. El amor es irracional. El odio es un sentimiento
más fuerte que el amor porque no es irracional. El amor
se alimenta de ilusiones y las ilusiones suelen ser efimeras,
mientras que el odio se alimenta de rencor y el rencor es
para siempre. Existen dos tipos de odio, el activo y el pasivo.
El odio activo desea el sufrimiento del otro y lo procura. El
pasivo solo hace daño al que odia. No sé si existe un tercer
tipo de odio.
Dices Buenos días, dices Esto está muy rico, dices
Por favor, dices Gracias. Sin darte cuenta ese gran amor se
ha convertido en un familiar con quien compartes el baño.
Te llevas bien con esa persona, comentáis las noticias, te
sujeta la escalera cuando bajas cosas del altillo. Nada te
araña en ningún sentido. Quizá te gustaría largarte, pero
¿quién es capaz de abandonar a un familiar con quien no
te llevas mal?, ¿cómo dejar a quien te hace la vida más agradable?
Nadie entiende que uno no desee vivir
a pesar de estar sano. Nadie entiende que haya personas
normales a las que lo bueno que pueda ofrecernos la vida
no nos interese o no nos compense o no nos dé la gana
aceptarlo. Dirán que estábamos locos o nos volvimos locos.
Nadie dirá que éramos personas sanas, a ratos incluso felices,
pero que a pesar de todo, simplemente, hubiéramos preferido
no nacer. Nadie, nunca, entenderá este hastío.
La bendita ignorancia que mueve el mundo, porque si supiéramos quién es
quién cuando nos cruzamos por la calle, las aceras serían
campos de batalla.
Esperanza de vida, dicen, vivir tanto, ¿para qué? Para ver morir a los demás.
Ya tenía ganas de cumplir los cuarenta, dijo.
Me extrañó. A nadie le gusta cumplir años. Ahora pienso
que en realidad me estaba diciendo: Ya tenía ganas de no
sentir la necesidad de gustar.
La tristeza afea,
por eso he aprendido a estar triste cuando nadie me ve.
Recuerdo haber leído por aquel entonces, en un libro de
Hatero: «El paraíso es un lugar donde todos somos amnésicos».
Llorar no tiene que ver con beber, tiene que ver con
dejar de beber. ¿Has visto a alguien llorando mientras bebe?
No, les ves llorar cuando paran.
Me contó que tenía una teoría sobre el número cuatro.
Había leido que el amor solo dura cuatro años. Después llega la monotonía, el desinterés y el megaaburrimiento. A los
cuatro años lo dejas o te casas. A los cuatro de casado te
separas o tienes un hijo. A los cuatro del primer hijo tienes otro hijo o te separas. A los cuatro del segundo cambias de
casa o te separas. Y así hasta el infinito.
Somos muertos de vacaciones.
2 comentarios:
Gracias por leerme y subrayarme.
:)
Ha sido un placer la lectura, es un gran libro en el que hay muchas más frases subrayadas que las que aquí figuran. Muchas gracias
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