The Rosebuds, culto al surco

10/10/08

Escuchar el nuevo disco de los Rosebuds me ha traído a la memoria los tiempos en que comprabas un disco y lo escuchabas hasta la saciedad, hasta tener que grabarlo en una cinta para no seguir machacando los surcos del vinilo. Sí, tan lejos me ha “retrollevado” de viaje “Life Like”, y por dos motivos fundamentales: 1- Que el disco es sencillamente fantástico, y 2- que su sonido encajaría perfectamente en un disco grande grabado en los tiempos (los 80) en que estos discos eran auténticos juguetes de culto para cualquier melómano.

The Rosebuds, grupo formado por Ivan Howard y Kelly Crisp, son uno de esos grupos que no se pueden encasillar fácilmente, pues tienen la virtud de no repetirse disco tras disco, de no usar la misma fórmula de canción. En su anterior “Night Of The Furies” encubrieron su sonido con una pátina synth pop que era nueva para ellos (y para nosotros), y en “Life Like” (su cuarto álbum) retornan al pop de guitarras con el que comenzaron su andadura musical, concretamente a un sonido que bebe tanto del pop de finales de los 80 como a bandas con querencia dreampop de primeros de los 90 (principalmente de bandas del catálogo 4AD como Lush, Throwing Muses o Belly).

33 escasos minutos son suficientes para demostrar que el talento Rosebud ha llegado a su máxima expresión: en ocasiones es, por ejemplo, como coger las mejores virtudes de The Go-Betweens y mezclarlas con las de The National, y ése y otros cócteles con los mejores ingredientes hacen que en todo el disco sobrevuele un halo romántico que marea y entusiasma a partes iguales ("If you don't love me now/ I'll die from inside out" cantan en “Another way in”).

Son 10 canciones mágicas que están repletas de sonidos etéreos flotando sobre las guitarras más elegantes que se han podido escuchar en mucho tiempo. Las colaboraciones de Matthew McCaughan, de Portastatic, y de Justin Vernon, de Bon Iver, resaltan un contenido de calidad superior. El comienzo del disco aturde: “Life Like” tiene un sonido de poderoso hipnotismo; y el final, como es costumbre en ellos (lo fue también en “Night Of The Furies”), es de una clase supina: “In The Backyard” no cansa ni vuelta del revés, es el último beso a un amor que se resiste a la extinción.
Y entre medio de ambas, un racimo de canciones llamadas a subsistir en la memoria: “Cape Fear” (el sueño nocturno de Miki Berenyi y Emma Anderson), la poética melodía de “Border Guards” (el sueño cósmico de Grant McLennan), la contagiosa euforia de “Bow To The Middle”, la delicadeza preciosista de “Nice Fox”, la perfección pop de “Another Way In”, el balanceo sentimental de “Black Hole”: todo el ensamblaje musical rueda como una pieza sin fisuras por el circuito de la emoción.

Es verdad que The Rosebuds ya eran una de las debilidades de Soyuz antes de sacar este disco, sin ir más lejos el año pasado su "Night Of The Furies" estuvo entre los discos más escuchados de la temporada -lo que no fue impedimento para que tuviera su disconflicto particular-. Pero este año la duda se ha despejado: “Life Like” es un gran disco que no se agota ni en la tristeza ni en la alegría, ni en la mañana ni en la noche: The Rosebuds se han merecido un hueco entre los más grandes arquitectos actuales de la música pop.
x Fernando SoYoung

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