26/2/10
A nadie le gusta hablar del tema pero a todo el mundo le pica la curiosidad cuando se trata de otros. La creencia generalizada es que los famosos tienen las puertas más abiertas que el resto del mundo en lo que se refiere a sexo. Pero ¿qué ocurrió en su primera vez, cuando todavía no eran famosos? Historias precoces, sinceras, fantasmas o realistas se entrecruzan en este repaso por la vida de algunos nombres conocidos de la escena pop británica. x F. Andén (So Young #8, septiembre 1996)
Un primer ejemplo bien podría ser el de "el modosito", encabezado sorprendentemente por un duro rockero en apariencia como Ian Astbury (The Holy Barbarians) el cual ha confesado que en una gira con su anterior grupo (The Cult) por América, Madonna le hizo insinuaciones que él no tuvo más remedio que declinar porque en ese momento era muy feliz con su novia. Azote para los promiscuos, Ian Astbury se estrenó a los 18 años en Bradford, eso sí, con su primera novia formal. Para colmo de wonderland calificó la experiencia como maravillosa, especial y muy romántica. Por supuesto, ahora está desposado y con dos vastaguitos. En su descargo habrá que decir que sufrió un intento de violación cuando era joven, lo que obviamente le marcó bastante.
El segundo grupo se caracteriza por estar más al uso en sus aventuras personales. La historia de Jarvis Cocker (Pulp) suena más cercana. Para empezar ambos participantes eran novatos y para seguir sucedió pasados sus 20 cumpleaños. La situación fue la siguiente: un club de Sheffield - parque - salto rejas - setos - calor - X. Las características: bonito, inocente y sentimiento de alivio y tranquilidad porque al fin había llegado el momento. La anécdota: mientras estaban en faena oían cerca a un vagabundo roncando. El resumen: imprescindible para su futuro.
El caso de Chris Gentry (Menswear) está en estrecha relación con el personaje anterior y con la canción que da título a este escrito, porque la noche de autos de este guitarrista fue cuando el film “Do you remember the first time?” se estrenaba en el Instituto de Arte Contemporáneo en Londres. La historia de Chris Gentry es completamente creíble. Iba borracho, acaba en la habitación de una estudiante y cuando se levanta al día siguiente no saben ni de qué hablar. El pan nuestro de cada día, vamos.
También Astrid Williamson (Goya Dress) parece sincera cuando recuerda que sucedió en casa de los padres del chico, los cuales dormían a pierna suelta en el piso de arriba, y que se sintió insultada porque su compañero nunca se acabó de creer que ella era primeriza en estas lides.
En el bloque de los crudamente realistas podemos situar en primer lugar a Sarah Blackwood (Dubstar) que define la ocasión como horrorosa, confesando que su único deseo en aquel momento era el de irse a su casa.
Su colega de profesión Shirley Manson (Garbage) no le anda a la zaga. Tenía 15 años y fue con un hombre bastante mayor que ella. A pesar de esta ventaja, su vivencia fue nula, con una duración de 40 segundos. Todo un récord. Las palabras que más le vienen a la cabeza al recordar la ocasión son ‘¿Ya está?’ y ‘Si esto es todo alguien me ha estado contando cuentos’.
La palma en cuanto a precocidad se la lleva Butch Vig (Garbage) que establece su edad de estreno en unos 14 años difíciles de batir sin duda. Nancy era el nombre de su pareja, la parte trasera del jardín de alguien el lugar, las tres de la mañana la hora y el encuentro fatídico rápido y sosegado.
Casi tan precoz como Vig resultó Justine Frischmann (Elastica) que además hace gala de una memoria prodigiosa cuando repasa aquella situación. Al filo de su 15 cumpleaños fue invitada por un tío, al que había visto durante todo el verano, a subir a su casa. Hasta aquí normal, pero vamos allá con la descripción: un piso asqueroso, con un asqueroso y horrible sofá, un par de pegajosos cuadros de París lloviendo... ¡Y lo que llevaba puesto!, a saber: vaqueros, un niki gris y un reloj de Mickey Mouse. En cambio, de lo que importa sólo le viene a la memoria que fue...... tranquilo.
Y por fin, el premio ‘Fantasma’, que se lo lleva merecidamente Crispin Hunt (The Longpigs), el cual no sólo se inicia con 15 años; no sólo lo hace con dos amiguetes más al mismo tiempo; y no sólo lo hacen por una apuesta de 50 libras, sino que encima la chica era una ninfómana, todavía la “ve” de cuando en cuando e incluso está enamorado de ella ‘de alguna manera’. Tranquilo, majete, y sigue soñando.
Un primer ejemplo bien podría ser el de "el modosito", encabezado sorprendentemente por un duro rockero en apariencia como Ian Astbury (The Holy Barbarians) el cual ha confesado que en una gira con su anterior grupo (The Cult) por América, Madonna le hizo insinuaciones que él no tuvo más remedio que declinar porque en ese momento era muy feliz con su novia. Azote para los promiscuos, Ian Astbury se estrenó a los 18 años en Bradford, eso sí, con su primera novia formal. Para colmo de wonderland calificó la experiencia como maravillosa, especial y muy romántica. Por supuesto, ahora está desposado y con dos vastaguitos. En su descargo habrá que decir que sufrió un intento de violación cuando era joven, lo que obviamente le marcó bastante.
El segundo grupo se caracteriza por estar más al uso en sus aventuras personales. La historia de Jarvis Cocker (Pulp) suena más cercana. Para empezar ambos participantes eran novatos y para seguir sucedió pasados sus 20 cumpleaños. La situación fue la siguiente: un club de Sheffield - parque - salto rejas - setos - calor - X. Las características: bonito, inocente y sentimiento de alivio y tranquilidad porque al fin había llegado el momento. La anécdota: mientras estaban en faena oían cerca a un vagabundo roncando. El resumen: imprescindible para su futuro.
El caso de Chris Gentry (Menswear) está en estrecha relación con el personaje anterior y con la canción que da título a este escrito, porque la noche de autos de este guitarrista fue cuando el film “Do you remember the first time?” se estrenaba en el Instituto de Arte Contemporáneo en Londres. La historia de Chris Gentry es completamente creíble. Iba borracho, acaba en la habitación de una estudiante y cuando se levanta al día siguiente no saben ni de qué hablar. El pan nuestro de cada día, vamos.
También Astrid Williamson (Goya Dress) parece sincera cuando recuerda que sucedió en casa de los padres del chico, los cuales dormían a pierna suelta en el piso de arriba, y que se sintió insultada porque su compañero nunca se acabó de creer que ella era primeriza en estas lides.
En el bloque de los crudamente realistas podemos situar en primer lugar a Sarah Blackwood (Dubstar) que define la ocasión como horrorosa, confesando que su único deseo en aquel momento era el de irse a su casa.
Su colega de profesión Shirley Manson (Garbage) no le anda a la zaga. Tenía 15 años y fue con un hombre bastante mayor que ella. A pesar de esta ventaja, su vivencia fue nula, con una duración de 40 segundos. Todo un récord. Las palabras que más le vienen a la cabeza al recordar la ocasión son ‘¿Ya está?’ y ‘Si esto es todo alguien me ha estado contando cuentos’.
La palma en cuanto a precocidad se la lleva Butch Vig (Garbage) que establece su edad de estreno en unos 14 años difíciles de batir sin duda. Nancy era el nombre de su pareja, la parte trasera del jardín de alguien el lugar, las tres de la mañana la hora y el encuentro fatídico rápido y sosegado.
Casi tan precoz como Vig resultó Justine Frischmann (Elastica) que además hace gala de una memoria prodigiosa cuando repasa aquella situación. Al filo de su 15 cumpleaños fue invitada por un tío, al que había visto durante todo el verano, a subir a su casa. Hasta aquí normal, pero vamos allá con la descripción: un piso asqueroso, con un asqueroso y horrible sofá, un par de pegajosos cuadros de París lloviendo... ¡Y lo que llevaba puesto!, a saber: vaqueros, un niki gris y un reloj de Mickey Mouse. En cambio, de lo que importa sólo le viene a la memoria que fue...... tranquilo.
Y por fin, el premio ‘Fantasma’, que se lo lleva merecidamente Crispin Hunt (The Longpigs), el cual no sólo se inicia con 15 años; no sólo lo hace con dos amiguetes más al mismo tiempo; y no sólo lo hacen por una apuesta de 50 libras, sino que encima la chica era una ninfómana, todavía la “ve” de cuando en cuando e incluso está enamorado de ella ‘de alguna manera’. Tranquilo, majete, y sigue soñando.
0 comentarios:
Publica un comentario