El invierno de Llewyn Davis Tocinillo de cine (31)

4/1/14

“¿No puedo quedarme aquí esta noche?”
(Llewyn Davis)


¿Qué importa quién fue Llewyn Davis? Pero mientras contemplas la nueva película de Ethan y Joel Coen (“Inside Llewyn Davis”) te lo preguntas; te gustaría escuchar ese álbum que da título a la película, álbum imaginario (especie de trasunto de “Inside Dave Van Ronk”) de un artista imaginario, especie de trasunto de Dave Van Ronk. Trasunto. Pero solo un poco. Pero a veces la ficción se apodera de la realidad, se mezcla con ella, se convierte en realidad o es la realidad misma. Cualquiera sabe. La ficción es una realidad y la realidad es una ficción. Son su otro Yo. Y Oscar Isaac deja de ser Oscar Isaac y se convierte en Llewyn Davis, y Llewyn está jodido, porque es invierno, porque lo pasa mal, porque nada sale bien, porque pasa frío, mucho frío, porque no hay refugios o solo duran un rato. Se trata de resistir al frío o de embarcarse en la marina mercante.

Mientras tanto, mientras asistes al Viaje de Llewyn, intentas observar cada sofá, cada pasillo, el Gaslight Café, los bigotes de un gato; intentas escuchar cada canción, escuchar a cada extraño personaje que se cruza con Davis o canta con él, del que solo puedes conocer un poquito, de ese viaje imaginario en el que los personajes aparecen y desaparecen, al lado de un hilo telefónico, como escondite para dormir una noche, o como amigo que puede echar un cable económico, un puñado de dólares para seguir pasando frío hasta el día siguiente y seguir resistiéndose a la marina mercante.

Oscar Isaac es Llewyn Davis y los Coen preparan el artefacto, pero les falla Roger Deakins por el compromiso de otro trabajo, otra ficción, y surge la oportunidad para un nuevo ojo, una nueva luz, para Bruno Delbonnel, el cinematógrafo único que construyó aquella luz que mostró a Audrey Tautou como nadie la ha iluminado, en “Largo domingo de noviazgo”. Delbonnel se iguala o se supera, qué sé yo, en “Inside Llewyn Davis”, para que sigamos, como al principio, queriendo saber más de Llewyn Davis, de su frío, intenso frío, como aquel Martín Marco de “La colmena”, que no estaba menos jodido, agarrándose al día, a la luz del invierno, intentando espantar los más terribles fantasmas, de la soledad y el naufragio.

Desaparece el cine como lo concebíamos, y el propio Delbonnel señala que lo ha iluminado a la vieja usanza, pero que él también tendrá que adaptarse al cine digital; le invade un poco la nostalgia, soñando con laboratorios en los que todavía nazca nuevo celuloide, para ser como los vinilos de Davis, reflejos de una verdad. Pero todo pasa. Antes de que llegue el Delbonnel digital, tenemos este canto del cisne, precioso, único, para la estantería del cine, que nunca termina. Afortunadamente nunca terminan las “montañas de cine querido”. x Sergio Casado

“Inside Llewyn Davis" se ha estrenado el 1 de Enero de 2014.

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