Blacanova Nunca y siempre. El sentido de la posibilidad (19)

3/10/15

Empiezan las primeras notas de "Regiones devastadas" con "Tara" e inmediatamente viajo mental y aéreamente al "Disintegration" de The Cure -algo que también me ocurre con la "La pareja del verano"-. Entra la voz de Inés y el viaje continúa, pero por sus propios derroteros (victoriosos). El trayecto dura siete minutos, pero se hace muy corto. La continuación de su anterior álbum, "¿Cómo ve el mundo un caballo?" (5º mejor disco para Soyuz en 2012), se dibuja más profunda y frondosa, con unas guitarras de vuelo atmosférico a lo Slowdive y unas voces que navegan plácida y sentimentalmente por unas canciones de más ("Bossanova", "Poder mecánico) o menos ("La soga", "Amok") duración, pero de una misma intensidad e inspiración, y con unas letras nada huecas. "De repente, agricultura" es mi favorita, hipnótica y adherente, una brillante canción que emparenta a Blacanova -en un lado más dreampop- con otros grandes de la escena nacional como Ornamento y Delito. "Regiones devastadas" (publicado por El Genio Equivocado) te va empapando con las sucesivas escuchas hasta formar un todo compacto que aturde y enamora.
Inés Olalla, cantante y teclista del grupo, contestó a nuestro cuestionario con una dicción exquisita y unas respuestas de las más interesantes que se recuerdan por aquí. x Fernando SoYoung



1) Un disco que nunca dejarás de escuchar y un grupo o artista al que nunca escucharías. 
Es muy difícil elegir un solo disco, pero uno de los que nunca dejaría de escuchar sería sin duda “The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars”, de David Bowie. En cuanto al que nunca escucharía, supongo que cualquiera de los grupos y artistas de música latina actual mainstream, que me horrorizan.

2) El plato estrella del cocinero que siempre has evitado ser (o que siempre has sido). 
Yo en particular (soy Inés) soy terriblemente perezosa para cocinar, así que cualquier plato de cocina elaborado y que exija mucho tiempo lo evito. Por ejemplo, no he hecho un postre desde mi infancia.

3) Una película muy famosa que siempre te has negado a ver. 
Hasta hace muy poco, todos los grandes títulos del cine de terror. Paso miedo de verdad, así que me cuesta mucho ver este tipo de películas. Lo consigo al final, pero con esfuerzo.

4) Dos conciertos cuyo impacto nunca se te ha borrado del recuerdo, uno por bueno y otro por malo.
Pues mira, aunque sea muy reciente, creo que no se me borrará de la memoria (por bueno no, por buenísimo) el último concierto de Björk en Barcelona, dentro de la gira de su último trabajo, Vulnicura. Fue espectacular, trabajadísimo, con muchas y acertadísimas variaciones respecto a los discos. Una pena que luego tuviera que cancelar una gira para la que había puesto tanto de sí misma. Tampoco olvidaré, por excelente, el último concierto de Slowdive en Londres. Fue alucinante. Las oleadas de sonido literalmente te golpeaban en la cara, era como nadar en música.
Como concierto malo que me cueste borrar de la retina y los tímpanos, citaría uno de Lou Reed en Santiago de Compostela hace muchos años. Yo había cruzado España entera para no perderme a David Bowie en directo (yo nunca lo he visto en directo e iba a verlo al fin esa noche y, encima, justo después tocarían The Cure). Iba a ser el concierto de mi vida, pero Bowie tuvo problemas de salud (que no le han permitido tocar de nuevo) y canceló su gira. En su lugar, apareció un Lou Reed muy desganado, en chándal (es una tontería, pero no se me olvidará) y destrozó sus mejores temas con versiones terribles. Menos mal que luego The Cure nos arregló la noche.

5) Cuéntanos una gamberrada infantil cuyas consecuencias han hecho que nunca la hayas podido olvidar. 
Yo no era nada gamberra de cría, era demasiado tímida y obediente, pero una vez, jugando con unas amigas de mi calle, llenamos una botella de agua de litro con una combinación de tierra, agua, jazmines machacados y todo lo que pudimos encontrar para “alimentar” a unas muñecas. Más tarde, yo dejé la botella en la cocina y mi madre, sin mirar su interior, bebió de ella. Cuando descubrió lo que se había tragado, créeme, hubo consecuencias serias para mí. Muy serias.

6) El libro que siempre has pensado que te identifica completamente. 
Puede que sea Rayuela, de Julio Cortázar, pero también podrían ser Orlando, de Virginia Woolf o Aprendizaje o libro de los placeres, de Clarice Lispector. Son libros que arrasan con todos los límites, especialmente del mal llamado realismo. Son surrealistas y desbordan imaginación.

7) Un lugar del planeta que nunca pisarías. 
En realidad, me encanta viajar, así que desearía poder pisar todos los lugares del mundo.

8) Una canción que siempre has soñado componer. 
Bueno, hay muchas que me encantaría haber compuesto. Puede que cualquiera del White Chalk de P.J. Harvey… Canciones alegres, vamos (ja, ja, ja).

9) Un político al que nunca seguirías al fin del mundo. 
¿Solo puedo elegir uno? ¡Qué difícil me lo pones! No seguiría a ninguno de derechas (sí, creo que decididamente siguen existiendo la izquierda y la derecha; de lo que no estoy tan segura es de que exista el centro). Y, además, no seguiría tampoco a ciegas a ningún político, ni siquiera de izquierda. Mantenerse alerta y crítico siempre es importante, nunca entregaría mi conciencia a nadie para que piense por mí.

10) El garito, pub, discoteca o sala que siempre has pensado que no te hubiera importado que fuera tuyo. 
Supongo que El Sonoro, aquí, en Sevilla, un lugar que es como mi segunda casa.

11) La etiqueta o comparación artística con tu música que nunca te ha gustado y siempre está presente. 
La verdad es que, que yo recuerde, las etiquetas que nos han puesto habitualmente me encantan: me gusta que nos cataloguen como shoegazers; que nos comparen con Surfin’ Bichos o Mercromina; que nos asocien a The Cure… Y, sobre todo, que al final recurran a mi clasificación favorita: “inclasificables” (je, je).

12) La enfermedad que más te horroriza y nunca querrías contraer. 
Sin duda, la locura en todas sus formas.

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